Día histórico para la zona euro. A partir de hoy, 128 bancos de la región, incluidos 15 españoles (catorce cuando finalice la integración de Catalunya Banc en BBVA), quedan bajo vigilancia de un supervisor único, el Banco Central Europeo (BCE). Ante él tendrán que rendir cuentas para operaciones como las políticas de dividendos o las […]
Dirigentes Digital
| 04 nov 2014
Día histórico para la zona euro. A partir de hoy, 128 bancos de la región, incluidos 15 españoles (catorce cuando finalice la integración de Catalunya Banc en BBVA), quedan bajo vigilancia de un supervisor único, el Banco Central Europeo (BCE). Ante él tendrán que rendir cuentas para operaciones como las políticas de dividendos o las compras en el extranjero. Aunque en lo que respecta al primer punto, serán más permisivos con aquellas entidades que aprobaron los últimos test de estrés.
Sin duda se trata de un paso más hacia la construcción de una nueva Europa, en la que también participarán los supervisores nacionales. En un reciente informe, Francisco Uría, Socio responsable del sector Financiero de KPMG en España, explica que "la nueva supervisión está basada en el perfil de riesgo de la entidad y proyecta su atención sobre un conjunto de temas muy relevantes como el modelo de negocio, gobierno corporativo, capital, liquidez, rentabilidad, estructura de balance, calidad de los activos, otros riesgos relevantes de las entidades, nivel de recursos propios, análisis de las grandes exposiciones de la entidad y otros requerimientos legales".
En el caso nacional, el Banco de España formará parte del MUS colaborando estrechamente con el BCE en la aplicación de la nueva regulación. De hecho, el subgobernador del organismo, Fernando Restoy, se incorpora al Consejo de Gobierno del MUS, cuya estructura se divide en tres grupos. 30 entidades europeas, las de mayor tamaño, entran en el grupo de supervisión directa. Santander, BBVA, La Caixa y Bankia son las 4 españolas en este grupo.
Otros 90 bancos europeos forman un segundo grupo, y en el tercero se incluyen unas 3.500 entidades que permanecen bajo el paraguas de sus respectivos Bancos centrales nacionales, la mayoría de ellas cooperativas de crédito. En la práctica, el número de inspectores que trabajará vigilando a las entidades de mayor tamaño oscilará entre 1 y 10 si son del BCE y entre 5 y 32 si son del Banco de España.
Objetivos y riesgos
El objetivo de este proceso que ahora comienza tras más de dos años de negociaciones es que las entidades pasen a ser consideradas europeas y no españolas o francesas, rompiendo el círculo excesivamente tóxico que durante la crisis ha existido entre entidades y Estados. Además, este paso siembra las bases para una verdadera unión monetaria, que parecía imposible sin la unión bancaria que ahora llega.
Sin embargo, todavía hay muchos flecos que resolver, como el sistema único de garantías de depósitos bancarios para blindar los primeros 100.000 euros de los clientes en caso de quiebra del banco. De nuevo, la oposición alemana retrasa el acuerdo. "Esto es mucho más complicado en estos momentos. De hecho, lo será mientras no se avance lo suficiente en la Unión fiscal y haya más visibilidad a medio plazo en los pronósticos de crecimiento", explica José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España.
Los expertos también recuerdan la lentitud con la que el organismo presidido por Mario Draghi podrá disponer de la munición de 55.000 millones de euros con la que las entidades contribuyen para enfrentarse a posibles quiebras bancarias: 8 años para su pleno funcionamiento (contados a partir de 2016). Y la cifra tampoco podría ser suficiente. Solo hay que recordar que el rescate al sistema financiero español ascendió a 40.000 millones de euros.
Es evidente que la toma de decisiones tampoco será fácil en un contexto en el que, pese a los discursos triunfalistas del sector financiero, la percepción nacional sigue primando en el sector. "Esto nos lleva de nuevo a la relación entre el riesgo soberano y las entidades financieras", explican los expertos de Citi, que se plantean una cuestión clave: ¿pueden surgir discrepancias dentro del BCE en su doble rol de supervisor único y responsable del diseño de la política monetaria?
Unión fiscal y unión monetaria
Miguel Ángel Rodríguez, analista de XTB, va más allá y recuerda que, para que todo saliese bien, "se necesitaría una reestructuración bancaria que pasaría por un proceso de integración que traería consigo la desaparición del excesivo número de entidades que operan en Europa, la mayoría de ellas débiles y al límite de lo imprescindible para subsistir". Todo ello aderezado con una "política fiscal anticíclica para estimular la economía".
Los expertos reclaman que se acelere este proceso fiscal para alcanzar una verdadera Unión Monetaria. Y aunque califican el paso ahora dado como muy positivo, recuerdan que el trabajo sobre el sector financiero no termina aquí. Solo hay que recordar los 25 suspensos en los últimos test de estrés.