“Modesto”. Así definen el repunte de los dividendos mundiales en 2016 desde Henderson Global Investors. También hablan de “decepción” ante el avance de apenas el 0,1%, hasta los 1,154 billones de dólares, según su Global Dividend Index. En tasa subyacente, teniendo en cuenta las fluctuaciones de los tipos de cambio, los dividendos extraordinarios y otros factores, el repunte fue asimismo de apenas el 0,6%. El primer factor que explica este comportamiento es la ralentización de los repartos en Estados Unidos, país que representa un 40% de la remuneración total al accionista mundial. Frente a los incrementos de doble dígito de 2014 y 2015, el pasado ejercicio acabó con un alza del 4,1%, hasta los 412.500 millones de dólares. “El decepcionante crecimiento de los beneficios empresariales, el interés de las compañías por reforzar los balances y la debilidad del sector energético explican por qué el crecimiento de los dividendos estadounidenses se ha ralentizado tanto”, detalla la firma. Por otra parte, asistimos a notables descensos en otras zonas del mundo. Australia fue el país que peor trayectoria mostró en el ámbito de los dividendos entre las grandes naciones desarrolladas, debido sobre todo a la caída de los repartos en el sector de la minería. Estos representaron prácticamente todo el retroceso del 10,1% en tasa general experimentado por los dividendos australianos, que se situaron en un total de 41.800 millones de dólares, su nivel más bajo desde 2010. La siguiente peor evolución corrió por cuenta del Reino Unido. Aquí, los dividendos cayeron un 3,5% en 2016 en tasa general hasta los 92.900 millones de dólares, su menor nivel desde 2012, puesto que los grandes grupos mineros y algunas grandes empresas de otros ámbitos realizaron drásticos recortes en su remuneración al accionista, al tiempo que la depreciación de la libra a causa del Brexit restó 7.000 millones de dólares al total del país. Los mercados emergentes se sumaron ambos países en el ‘pelotón de cola’, al registrar un descenso de más del 20% en sus distribuciones en tasa general hasta los 87.600 millones de dólares, su menor nivel desde 2009. China representa un 33% de los repartos totales del universo emergente y sus dividendos cedieron terreno por segundo año consecutivo, dado que la mitad de las empresas recortaron su remuneración al accionista, con Petrochina y China Construction Bank a la cabeza. Amplías diferencias en Europa El crecimiento de los dividendos en los países europeos mostró amplias diferencias, pero en general se reveló sólido, en un 4,3% (4,1% en base subyacente), hasta alcanzar un total de 219.600 millones de dólares. Francia se anotó la mejor evolución de entre los grandes países desarrollados a escala mundial. Los bancos galos, que están volviendo a gozar de buena salud, incrementaron sus dividendos un 50% y contribuyeron a impulsar el crecimiento de los dividendos franceses hasta el 11,8% en tasa general, el equivalente al 9,4% en términos subyacentes. Países Bajos, mostró incluso mejor tono, con un incremento del 38,4% en tasa general, impulsado por un abultado dividendo extraordinario de Ahold tras su fusión con Dehaize. Incluso excluyendo este acontecimiento, el crecimiento subyacente de los dividendos neerlandeses se situó en el 18,5%, dado que casi todas las empresas aumentaron su remuneración al accionista. La que mejores resultados mostró fue ING, que duplicó su dividendo y desbancó a Unilever para hacerse con el primer puesto en lo que a repartos se refiere. En cambio, Alemania, Suiza e Italia sólo se anotaron un crecimiento modesto en sus distribuciones. Muchas de las empresas más conocidas de Alemania incrementaron de forma notable sus repartos, si bien el recorte del 98% en el dividendo de Volkswagen tras el escándalo de las emisiones diésel y la cancelación del dividendo de Deutsche Bank ante la intensificación de la inquietud sobre su situación de capital lastraron el total. Las contribuciones más deslucidas provinieron de España, Suecia, Bélgica y Austria. En España, la reducción del dividendo del Santander y Repsol pesó sobre el total interanual, desluciendo el avance en las distribuciones de la mayoría de las empresas españolas. Japón se dispara En el resto del mundo, los dividendos nipones se dispararon un 25% en tasa general, si bien la mayor parte de esta alza se debió a la apreciación del yen. No obstante, el tipo de cambio perjudicó al crecimiento de los beneficios de las empresas exportadoras del país, y ayuda a explicar la ausencia de crecimiento en términos subyacentes. Corea del Sur y Taiwán protagonizaron un drástico aumento de sus repartos, si bien en ambos casos fue obra de una o dos grandes empresas, mientras que en Hong Kong, los generosos dividendos extraordinarios (encabezados por el de Cheung Kong Infrastructure y el de la compañía de transportes MTR) enmascararon un modesto crecimiento subyacente. El dólar enturbia las perspectivas para 2017 De cara al año que tenemos por delante, Henderson prevé que los dividendos avancen tan sólo un 0,3% en tasa general hasta un total de 1,158 billones de dólares, lastrados por la fortaleza del dólar (asumiendo que esta moneda mantenga sus niveles actuales). Este dato equivale a un crecimiento subyacente del 3,2% una vez descontados el alza del ‘billete verde’ y la probable reducción de los dividendos extraordinarios. Alex Crooke, director del equipo de Global Equity Income de Henderson Global Investors, explica que “las perspectivas de crecimiento económico a escala mundial se perfilan más optimistas. Con un nuevo Gobierno en la Casa Blanca que promete reforzar la inversión y bajar los impuestos para el sector privado, los beneficios de las empresas estadounidenses podrían aumentar, incluso si han de hacer frente a los efectos de una apreciación del dólar. La confianza empresarial en la Zona Euro también se orienta al alza. En paralelo, la subida de los precios del crudo y otras materias primas impulsará los beneficios de estos auténticos baluartes de la remuneración al accionista, además de permitir el restablecimiento gradual de los repartos en estos maltrechos sectores. La solidez del dólar bien podría empañar este crecimiento subyacente en 2017 pero, a largo plazo, factores como los tipos de cambio tienden a equilibrarse, permitiendo así que las tendencias de crecimiento subyacente salgan a la luz. Asimismo, incluso ante el frenazo temporal del crecimiento de los dividendos en dólares, no debemos olvidar que la renta variable sigue generando grandes sumas de rentas periódicas para los inversores todos los años”.
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