Para algunos Deutsche Bank puede protagonizar la próxima debacle financiera. Y sólo será cuestión de tiempo. La entidad no para de emitir señales que avalan las previsiones más apocalípticas para su futuro. Hoy obtiene un respiro de los mercados al detallar el plan de reestructuración para la cúpula directiva. El banco ha decidido reinventarse dando […]
Dirigentes Digital
| 19 oct 2015
Para algunos Deutsche Bank puede protagonizar la próxima debacle financiera. Y sólo será cuestión de tiempo. La entidad no para de emitir señales que avalan las previsiones más apocalípticas para su futuro. Hoy obtiene un respiro de los mercados al detallar el plan de reestructuración para la cúpula directiva.
El banco ha decidido reinventarse dando más poder al reciente consejero delegado John Cryan y al consejo de administración con la supresión del Comité Ejecutivo del Grupo y la eliminación de diez de las actuales dieciséis comisiones gestoras.
La entidad ha comunicado que el objetivo es "reducir la complejidad de la estructura de gestión del banco para responder mejor a las demandas de los clientes y a las exigencias de las autoridades". Con el giro estratégico, la división de banca minorista queda reducida a una presencia simbólica y pone el foco en la banca de inversión, que se dicidirá en dos divisiones: por un lado los departamentos de trading y ventas, llamados "Global Markets" y por otro los de banca corporativa y banca de inversión, "Corpfin".
Esta decisión se produce después de que la entidad haya anunciado la semana pasada que en el tercer trimestre registrará 6.000 millones de pérdidas, poniendo en juego su dividendo, y hace unos una reducción histórica de plantilla, al recortar 23.000 empleos.
Deutsche Bank está pagando los excesos de años de ser uno de los principales responsables de alimentar la burbuja financiera. Aunque no está señalado por el BCE, el año pasado se vio obligado a realizar una ampliación de capital de 8.500 millones para superar las pruebas de resistencia.
Las cuentas del banco están sufriendo millonarias pérdidas por el deterioro de sus activos y las sanciones que está recibiendo. Algunos analistas apuntan a que su exposición derivados ascienden a más de 65.000 millones de euros, lo que podría hacer tumbar al gigante alemán en cualquier turbulencia bursátil.
Además, Deutsche Bank está asediado por las autoridades. En solo tres años el mayor banco europeo se ha gastado 7.000 millones de euros en el pago de abogados y gastos judiciales por las irregularidades y litigios en los que está envuelto. El último pacto judicial le ha costado 2,5 millones por manipular productos financieros en Estados Unidos. Pero todavía tiene frentes abiertos que hacer engordar la factura.
Las políticas de estos años le ha obligado a reconocer que en el tercer trimestre registrará pérdidas por 6.000 millones provocadas por las fuertes provisiones y reservas para costes legales, en sus dos grandes divisiones de banca privada, que serán remodeladas. La entidad admite el deterioro del fondo de comercio y otros activos intangibles por unos 5.800 millones.