A medida que se acerca enero de 2017, fecha en la que entrará en vigor la norma, los detractores de la directiva para el mercado de instrumentos financieros en la Unión Europea empiezan a alzar la voz. Hace unos días, era un think tank de la City londinense quien alertaba de que la excesiva regulación […]
Dirigentes Digital
| 27 jul 2015
A medida que se acerca enero de 2017, fecha en la que entrará en vigor la norma, los detractores de la directiva para el mercado de instrumentos financieros en la Unión Europea empiezan a alzar la voz. Hace unos días, era un think tank de la City londinense quien alertaba de que la excesiva regulación es un problema para el desarrollo empresarial del sector y "las gestoras de menor tamaño serán expulsadas del mercado".
Y a esas voces se suma ahora la banca de inversión estadounidense, que teme ver mermado su negocio en Europa ante la evidencia de que las gestoras del Viejo Continente reducirán drásticamente el presupuesto destinado a la compra de análisis externos. Además del futuro de las retrocesiones, la posibilidad de prohibir el uso de comisiones para retribuir estos análisis de terceros es uno de los puntos más polémicos de MiFID II.
Es cierto que tanto la FCA como ESMA argumentan que los dueños de los activos han estado pagando comisiones elevadas por estos análisis empleados por los gestores, y consideran que esas comisiones no se han gestionado eficientemente al no estar gastando las firmas su propio dinero. Pero los expertos advierten que si las gestoras reducen los recursos destinados al análisis externo, los primeros que verán disminuir sus cifras de negocio serán los bancos de inversión y las casas de análisis independientes, especialmente las de menor tamaño.
Desde Wall Street advierten que no solo se corre el riesgo de una menor cobertura analítica sobre ciertas clases de activos, sino que Europa puede ver cómo estas firmas estadounidenses intentan ampliar negocio en otras regiones, reduciéndose la competencia y dañando seriamente los ingresos de las entidades de menor tamaño, que tradicionalmente han podido sobrevivir junto a los gigantes de la banca de inversión precisamente por estas comisiones cobradas por sus informes de análisis.
En un reciente informe, la firma neoyorquina Integrity Research Associates advertía que esta reducción de la competencia puede dañar, a su vez, a los inversores minoristas en vez de favorecerles, en el sentido de que todo acabe con un aumento en las comisiones de gestión. Consideran los expertos que solo los más grandes podrán resistir el envite regulatorio, dejando la puerta abierta operaciones de compra sobre competidores más pequeños que, si no, se verán abocados a la desaparición ante los elevados costes asociados a la implementación de MiFID II.
En el mismo sentido se manifestaba en un reciente artículo Timothy O’Halloran, copresidente de la firma Westminster Research Associates. Recuerda el experto que firmas como Goldman Sachs ya han manifestado que "los más intensos requerimientos regulatorios y tecnológicos han supuesto barreras de entrada más fuertes que en cualquier otro momento de la historia, y solo un puñado de jugadores serán capaces de competir eficazmente a escala mundial".
El experto tiene claro que las gestoras han empezado a concienciar a sus gestores de que los servicios de análisis e investigación deben ser tratados como un recurso escaso. Sin embargo, desde la firma se preguntan si los inversores querrán realmente unos gestores que solo se enfocan en limitar el volumen de estas investigaciones en el intento por mantener unos costes ‘asumibles’. A su juicio, la eliminación de estas comisiones supondrá menos informes disponibles en el mercado europeo, así como un menor número de jugadores.