Conservador, moderado o arriesgado. Sea cual sea el perfil del inversor, el primer reto en el contexto actual es encontrar un activo perfecto para hacer crecer el patrimonio. Acciones, bonos, inmuebles o liquidez constituyen la categoría básica del mercado, y acertar cuál es el más adecuado sólo depende del riesgo y la rentabilidad que uno […]
Dirigentes Digital
| 11 ago 2014
Conservador, moderado o arriesgado. Sea cual sea el perfil del inversor, el primer reto en el contexto actual es encontrar un activo perfecto para hacer crecer el patrimonio. Acciones, bonos, inmuebles o liquidez constituyen la categoría básica del mercado, y acertar cuál es el más adecuado sólo depende del riesgo y la rentabilidad que uno esté dispuesto a asumir. Pero, ¿cuál es la mejor forma de adentrarse en cada tipo de activo?
Los expertos tienen claro que no hay una respuesta única para esta cuestión. "Todo depende del perfil del cliente y el dinero con el que cuente", explican. Lo que resulta evidente es que si no existe una buena base de conocimiento, lo mejor es poner su dinero en manos de un gestor profesional, capaz de construir una cartera diversificada para minimizar riesgos. Y los fondos de inversión ganan aquí la partida a la operativa directa.
"Tanto si quieres invertir en renta variable como en renta fija, la mejor opción es acceder al mercado a través de un fondo", explican los analistas de Tressis. Esta herramienta ayuda a diversificar las carteras, "dando acceso a todo tipo de mercados con una gestión profesional y eficiencia de costes". Sin olvidar las ventajas fiscales que ofrecen frente a la inversión directa. "Sólo se pagan impuestos en el momento de la venta, ni si quiera en los traspasos".
Lo mismo ocurre con la renta fija, donde existe cierta dificultad para que un particular tenga el mismo poder de negociación que el que tiene un fondo de inversión.
Hay quien prefiere acceder de forma directa a la Bolsa antes que a través de algunos productos estructurados en los que "te puedes quedar atado sin poder limitar pérdidas". Pero productos como los CFDs (contratos por diferencia) sí son adecuados para algunos inversores que apuesten por activos a los que es más complicado llegar. Desde IG aseguran que "son una alternativa de inversión que no sustituye a la inversión tradicional en acciones, pero que la complementa".
Estos productos permiten al particular operar de forma apalancada, con gran flexibilidad y aprovecharse de movimientos a corto plazo del mercado. "Con ellos puedes acceder a activos como materias primas, divisas o índices desde cantidades pequeñas, operando con una plataforma en la que controla en todo momento sus operaciones y con comisiones reducidas", explican.
Aunque las opciones son infinitas, una de las más populares para acceder al mercado son los ETFs (fondos cotizados). Desde Inversis recuerdan que "al tratarse de fondos que replican una cesta de valores, el riesgo es menor a la adquisición directa". Estos productos sólo son válidos para aquellos que apuesten por una gestión pasiva de su patrimonio y han ganado mucha popularidad entre los que buscan un sector concreto.
Más alternativas ofrece la inversión inmobiliaria, donde se puede comprar de forma directa, a través de un fondo o con la compra de acciones de una sociedad inmobiliaria cotizada. En España, las Sociedades de Inversión Inmobiliaria (SOCIMI) son la figura más parecida al REIT para operar en este mercado, con un nuevo régimen fiscal que reduce la carga tributaria de las personas físicas que invierten en inmobiliario. Eso sí. Ante la avalancha de salidas a Bolsa de estas sociedades los expertos aconsejan ser muy selectivos y fijarse, sobre todo, en el equipo gestor y la clase de activos en las que invierte.