Tal y como explican los expertos de Fidelity, en los últimos años, las empresas han reducido las inversiones en aras de incrementar los pagos a los accionistas. Según sus cálculos, el pasado año las empresas no financieras del índice MSCI AC World recortaron sus inversiones un 6%, pero elevaron la remuneración al accionista un 15%. […]
Dirigentes Digital
| 30 jul 2015
Tal y como explican los expertos de Fidelity, en los últimos años, las empresas han reducido las inversiones en aras de incrementar los pagos a los accionistas. Según sus cálculos, el pasado año las empresas no financieras del índice MSCI AC World recortaron sus inversiones un 6%, pero elevaron la remuneración al accionista un 15%. "Este cambio gradual de prioridades ha dado lugar a un patrón de gasto empresarial considerablemente diferente. Hace veinte años, en 1995, las empresas reinvertían 3,80 dólares por cada dólar que repartían a sus accionistas. El año pasado, esta cifra había caído hasta apenas 1,70 dólares", calculan desde la gestora.
La inversión centrada en la generación de rentas es una estrategia que ha ganado peso en la oferta de las gestoras en los últimos años, ante el objetivo de ofrecer a los clientes alternativas en un contexto en el que la pura situación demográfica obliga a buscar productos complementarios en el ahorro para la jubilación.
"Tradicionalmente, los jubilados recurrían a las inversiones en renta fija para conseguir el deseado flujo de rentas constantes, pero en un entorno de crecimiento y rendimientos bajos, las rentabilidades sobre los bonos probablemente caigan por debajo de las expectativas de muchos jubilados y sus necesidades de gasto", advierten desde Fidelity. Así, consideran que las estrategias de renta variable con reparto de dividendo ofrecen rentabilidades más altas y constituyen una alternativa atractiva.
Aún así, los expertos aconsejan ser selectivos y crear estrategias muy meditadas, ya que, a diferencia de los cupones de los bonos, los pagos de dividendos no están garantizados. Y aquí apuntan a los denominados cash cows, empresas que pagan dividendos elevados y sistemáticamente al alza gracias a una excelente gestión de su balance. "Las cash cows devuelven más capital a los accionistas del que reinvierten en sus negocios. Apple es uno de los ejemplos más notorios, ya que invirtió la nada desdeñable cifra de 16.000 millones de dólares en 2014, pero repartió unos impresionantes 56.000 millones de dólares entre los accionistas ese mismo año", explican.
La mayoría de estas empresas están relacionadas con sectores con pocas necesidades de inversión y un mayor peso de la propiedad intelectual, como los inmuebles, la atención sanitaria, las TI, el consumo básico y el consumo discrecional. En el lado contrario de la balanza se sitúan sectores relacionados con las materias primas (energía y materiales) y, en menor medida, las infraestructuras (servicios públicos y telecomunicaciones).
En el mismo sentido se manifiesta James Sym, gestor de renta variable europea de Schroders, quien considera que el mercado de renta variable de Europa continental ha sido, durante mucho tiempo, un coto de caza para estos inversores que buscan rentas periódicas.
A su juicio, "los valores clásicos de generación de rentas como los grupos alimentarios se han vuelto caros en los últimos años al buscar los inversores fuentes alternativas a los bonos para conseguir rentas". Y explica que a medida que los inversores puedan salirse de estas acciones al subir los tipos de interés, estas compañías podrían verse perjudicadas. Según indica el gestor, uno de los sectores con mayor sensibilidad a una subida de tipos es el asegurador.
¿Es sostenible esta tendencia?
Desde Fidelity apuntan a que el inversor no debe estar preocupado por un posible aumento de la inversión empresarial que desvíe ese dinero hasta ahora destinado al pago de dividendos hacia otros objetivos de las empresas. "Del mismo modo que las bajas tasas de inversión no parecen dañar la rentabilidad empresarial, unos porcentajes elevados de beneficios distribuidos no parecen tener ningún valor a la hora de predecir el crecimiento de los beneficios", explican.
Del mismo modo, y basándose en un reciente análisis, aseguran que "unos elevados porcentajes de distribución de beneficios tampoco lastran el crecimiento futuro de los beneficios, ya que eso se traduciría en correlaciones negativas entre los porcentajes medios de distribución de beneficios y el crecimiento posterior del BPA". Tal y como indican en su estudio, "las pruebas sugieren lo contrario: las correlaciones entre la media de los porcentajes de distribución de beneficios en periodos de cinco años y el crecimiento del BPA en los cinco años siguientes es, de hecho, positiva, lo que significa que unos porcentajes de distribución de beneficios elevados generalmente han dado paso a un mayor crecimiento de los beneficios (BPA)".