Ese 5 de junio, Atenas debe pagar 300 millones de euros a la institución, aunque la cifra conjunta para el próximo mes asciende a 1.500 millones de euros. Desde Alemania no descartan el riesgo de impago, lo que acercaría las posibilidades del temido ‘Grexit‘ a medio plazo. Sin embargo, ¿qué significaría este escenario para los […]
Dirigentes Digital
| 21 may 2015
Ese 5 de junio, Atenas debe pagar 300 millones de euros a la institución, aunque la cifra conjunta para el próximo mes asciende a 1.500 millones de euros. Desde Alemania no descartan el riesgo de impago, lo que acercaría las posibilidades del temido ‘Grexit‘ a medio plazo. Sin embargo, ¿qué significaría este escenario para los inversores? ¿Sería el inicio del fin del ciclo alcista en las Bolsas europeas? Nada más lejos de la realidad. Cada vez más voces apuntan a que la salida de Grecia del euro podría resultar, con una visión un tanto egoísta, incluso positiva para el mercado.
En su estudio, Lukas Daalder, reconoce que este escenario daría lugar, inicialmente, a una situación de caos a corto plazo, "probablemente seguida por un periodo de negatividad más prolongado si se produce un efecto dominó y cunde el malestar". Sin embargo,se muestra confiado en que, a largo plazo, el efecto será positivo al "cerrar filas" el resto de los países de la zona euro, tras dejar atrás la controversia sobre Grecia, de una vez por todas.
"Según están ahora las cosas, creemos que actualmente las posibilidades de que Grecia salga del euro son mayores que nunca, con casi un 30%". Para Daalder, a corto plazo, los mercados europeos de renta variable caerían, y las acciones de los bancos serían las más perjudicadas. Prevé también una "huida hacia la calidad", dirigida hacia la deuda pública alemana, que sigue considerándose un refugio seguro a pesar de su exigua rentabilidad. Los diferenciales crediticios (la diferencia entre los intereses ofrecidos por la deuda privada y los de los bunds alemanes) aumentarían, lo que implicaría un aumento del riesgo.
En concreto, el experto calcula una caída del 15% para las acciones europeas, cifra que se reduce al 5% para el conjunto de las Bolsas mundiales. Respecto a las primas de riesgo de los países periféricos, la salida de Atenas podría suponer una subida de 70 puntos básicos. En un caso más extremo de quiebra de Grecia, Robeco estima que las Bolsas europeas podrían caer un 25%, y a escala global un 10%, con las primas de riesgo de los periféricos retornando de nuevo a los 400 puntos básicos.
Daalder afirma que los efectos de esta situación a largo plazo están mucho menos claros y dependerían de cuál sería la percepción de la Grexit 18 meses después de producirse. Identifica dos posibles supuestos: un "efecto dominó", que supondría la bajada de los precios de otros activos en el caso más extremo mencionado, y otro más positivo, al que llama "cierre de filas".
En el primer supuesto, los precios de las acciones seguirían cayendo, los diferenciales crediticios se ampliarían notablemente, se incrementarían los flujos de fondos dirigidos hacia la deuda púbica y el euro se devaluaría, no pudiendo descartarse su desintegración final.
"A largo plazo, la salida de Grecia del euro podría percibirse como el punto de ruptura de la cohesión de la Unión Monetaria", explica, recordando que "el euro podría pasar a percibirse como una paridad monetaria más, como sucedió con el Patrón Oro en los años 30: un sistema meramente opcional, no obligatorio". A su juicio, de este modo el Grexit demostraría que el sistema es susceptible a la evolución de la situación política de cada estado miembro, y la victoria electoral de cualquier partido contrario al euro, como el UKIP británico, daría lugar a más especulaciones sobre su abandono por parte de otros países. "Por este motivo, asignamos una probabilidad del 60% a este posible supuesto, el más negativo".
No obstante, existe otro posible resultado a largo plazo, más positivo, si el resto de la UE hace gala de la suficiente solidaridad y aislan a una Grecia "gravemente debilitada", aclara Daalder.
"En este caso, la zona euro evolucionaría mucho mejor, al lanzar por la borda el lastre griego, y el resultado sería un fortalecimiento de la Unión", afirma Daalder. se enfrentaría a una situación de depresión continuada, elevada inflación, desempleo sistémico y controles sobre el capital, lo que sería un aterrador ejemplo de lo que supone abandonar el euro, haciendo que el resto de los miembros de la Unión cerraran filas".
"En este supuesto, el efecto sobre los mercados financieros sería mínimo, aunque en suma podría llegar a ser positivo incluso, teniendo en cuenta los problemas que sufriría el euro en el caso de que Grecia permaneciera en la Unión Monetaria. Atribuimos a esta posibilidad un 40% de probabilidades", explican desde la firma.