Las economías de Estados Unidos y la Zona Euro han evolucionado a velocidades distintas desde el acontecimiento del siglo, la quiebra de Lehman Brothers. Mientras que la primera, mediante la intervención enérgica y convincente de su banco central, inundó los mercados de dólares estadounidenses, respaldando así la actividad económica, los europeos se mostraron más tibios. […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Las economías de Estados Unidos y la Zona Euro han evolucionado a velocidades distintas desde el acontecimiento del siglo, la quiebra de Lehman Brothers. Mientras que la primera, mediante la intervención enérgica y convincente de su banco central, inundó los mercados de dólares estadounidenses, respaldando así la actividad económica, los europeos se mostraron más tibios. El resultado fue un claro 1-0 para Estados Unidos en lo que se refiere a la recuperación de la economía: divergencia entre Estados Unidos y Europa. En nuestra opinión, la caída reciente del producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos en el primer trimestre de 2015 hasta un crecimiento de sólo el 0,2% debe considerarse como un dato aislado. Creemos que el denominado lift-off, es decir, el momento de la primera subida de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed), se producirá a partir de este verano, seguido de una o dos subidas a finales de año.
Pero nos gustaría invitar al lector a realizar un ejercicio mental. Imaginemos que la divergencia anteriormente descrita ya está convergiendo, es decir, que confluye de nuevo, de tal manera que Estados Unidos vuelve a encontrarse en una desaceleración cíclica. Por consiguiente, la Fed estaría actuando por detrás de la curva, lo que significa que sería demasiado tarde para subir los tipos. Si este ejercicio mental resultara correcto, el tan esperado lift-off podría ser un descomunal error de la Fed y Estados Unidos entraría en recesión en el año de sus elecciones presidenciales. Sin duda, este no es el escenario que esperan los mercados, y si se considera cuántos economistas con gran formación están inmersos en estas previsiones, esto parece bastante improbable. Por consiguiente, el retroceso del PIB de Estados Unidos del primer trimestre sería sólo un accidente. No obstante, algunos factores apoyarían la tesis de que ya se está produciendo una desaceleración en Estados Unidos. Un análisis detallado muestra, por ejemplo, que el crecimiento del primer trimestre solo fue positivo porque aumentó la acumulación de existencias.
También sirven de referencia los indicadores de sorpresas, que incluyen las desviaciones de los datos económicos relevantes para el mercado respecto a sus expectativas, ya sean positivas o negativas. Cuanto más alto o más bajo es el valor del índice, mayores son las sorpresas para el mercado. El indicador que utilizamos para Estados Unidos tiene actualmente un valor de -60, lo que indica que muchos datos económicos han resultado bastante decepcionantes desde principios de año. Muchos partícipes del mercado lo atribuyen al mal tiempo y a las huelgas de los trabajadores portuarios en la costa oeste, que sin duda influyeron. El indicador de sorpresas de la zona euro, en cambio, muestra un panorama totalmente distinto. El retroceso observado últimamente es solo un pequeño resbalón. Con respecto a las expectativas, la zona euro evoluciona mejor que Estados Unidos. Además, el Banco de la Reserva Federal de Atlanta utiliza un nuevo modelo para estimar el PIB estadounidense sobre la base de los datos publicados periódicamente. Este modelo pronosticó con bastante precisión las cifras decepcionantes del primer trimestre. Para el segundo trimestre, el pronóstico es de sólo el 0,8% frente a la previsión del consenso de más del 3%. En el caso altamente improbable de que el modelo arroje de nuevo un pronóstico acertado lo más probable sería que la Fed adoptara una actitud de espera y que la subida de tipos ya no se produjera este verano.
Sin embargo, la tasa de paro de Estados Unidos ha caído hasta el 5,6%, bastante por debajo del 6% inicialmente comunicado que debía servir como desencadenante para una normalización de la política monetaria. Mientras tanto, la tasa de la Zona Euro, en el 11,3%, está aún muy lejos de ser satisfactoria. La situación, en cambio, es más positiva en Alemania, donde el objetivo del pleno empleo parece muy próximo. Entonces, ¿por qué no actúa la Fed? En el pasado ya hemos apuntado varias veces a la baja tasa de participación laboral, que desde los años 70 del siglo pasado no había sido tan baja. Tal vez el mercado de trabajo estadounidense no esté en tan buena forma como la tasa de paro nos pueda hacer creer.
Yves Longchamp, Head of Research de ETHENEA Independent Investors.