El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que el PIB global ascienda un 3,6% el próximo ejercicio (en julio cifraba la mejora en el 3,8%), y que la Zona Euro experimente un repunte del 1,6%. Previsión que comparten también los analistas de Barclays, quienes consideran que la demanda interna recogerá el testigo de la externa como […]
Dirigentes Digital
| 04 nov 2015
El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que el PIB global ascienda un 3,6% el próximo ejercicio (en julio cifraba la mejora en el 3,8%), y que la Zona Euro experimente un repunte del 1,6%. Previsión que comparten también los analistas de Barclays, quienes consideran que la demanda interna recogerá el testigo de la externa como soporte de la recuperación en la región, consiguiendo compensar el debilitamiento global.
La inflación ajustada, añaden, debería alcanzar el 1%, pero, advierten, llevará mucho tiempo, "sin duda más de lo previsto por el Banco Central Europeo (BCE), antes de que los precios vuelvan a a una senda sostenible y consistente con el objetivo a medio plazo del 2%".
En cualquier caso, la firma reconoce que los riesgos para este escenario están "sesgados a la baja tanto en lo que respecta al crecimiento, como a la inflación". El principal reto, en su opinión, es la desaceleración de China y los emergentes que, "eventualmente, podría ser mayor de lo que imaginamos y afectar a las exportaciones y a las condiciones financieras de la región en mayor medida".
Por otra parte, más allá de estos shocks externos, estos expertos añaden la evolución política como principal riesgo interno "que podría retrasar la ejecución de las reformas estructurales necesarias y socavar las perspectivas a medio plazo".
El BCE continuará con sus políticas acomodaticias, siendo un posible recorte en el tipo de depósito, que no se producirá antes del primer trimestre de 2016, el apoyo más eficiente para la inflación. Asimismo, si se materializan los riesgos a la baja para el crecimiento mundial, apuestan porque los Estados miembros con espacio para apoyar con políticas fiscales lo harán.
Mientras tanto, los expertos de Bank of America Merrill Lynch estiman que el crecimiento "será decente, pero no habrá más acelerones". Así, calculan que la Zona Euro crecerá un 1,7% el año que viene (antes esperaban un repunte del 1,9%). Coinciden al señalar la "resistencia" de la demanda doméstica (y el soporte adicional que supondrá la autoridad monetaria) y también al advertir que los riesgos están "sesgados a la baja".
Desde al impacto de las dificultades de Volkswagen y a la incertidumbre derivada de la crisis de los refugiados, junto a la debilidad económica global, la senda futura del euro es un reto que afecta significativamente a las perspectivas de la región.
"Nuestras previsiones dependen de la previsión de nuestros estrategas de divisas de que la paridad de euro y dólar se produzca en el primer trimestre del año que viene, lo que claramente depende de si la Reserva Federal (Fed) se mueve en diciembre (…) si retrasa la primera subida de tipos y/o el cruce no se mueve mucho desde los niveles actuales, veremos que el crecimiento de 2016 será muy parecido al de 2015, sino menor", explica el broker estadounidense.