La encuesta Deutschlandtrend para la cadena pública ARD mostró una caída de nueve puntos en la popularidad de Merkel, hasta el 54%. Aunque algunos de sus homólogos europeos tienen motivos para envidiar esa cifra, es la peor valoración desde diciembre de 2011, cuando la crisis financiera de la zona euro estaba en su apogeo.
La misma encuesta mostró que el 51% de los encuestados (13 puntos porcentuales más que el mes anterior) dicen ahora que tienen miedo por el número de solicitantes de asilo que llega a Alemania. Se estima que que han llegado más de 200.000 inmigrantes a Alemania solo en septiembre (más o menos el mismo número que para el conjunto del año pasado) y el Gobierno estima que 800.000 o más podrían venir en el transcurso de 2015, informa Reuters.
La actitud acogedora de Merkel hacia los refugiados, muchos de los cuales huyen de los conflictos en Oriente Próximo, fue bien recibida inicialmente. Pero a medida que el flujo de inmigrantes tensa la capacidad de las instalaciones alemanas, las críticas han ido en aumento. Sus aliados bávaros la han acusado de alentar involuntariamente el viaje de más refugiados hacia Alemania al hacerse ‘selfies’ con ellos durante una visita a un refugio el mes pasado y al declarar públicamente que no había un límite al número de refugiados que está dispuesto a aceptar.
Posteriormente, el ministro de Interior, Thomas de Maizière, se manifestó en favor de la imposición de un techo. La encuesta ARD señaló un cambio significativo en la opinión popular, ya que ahora el 44% de los alemanes dicen que la inmigración trae más inconvenientes que ventajas para Alemania, lo que supone un aumento de 11 puntos porcentuales con respecto al mes anterior.
Al tiempo que caían las valoraciones de Merkel, subían más de 11 puntos, hasta el 39%, las del conservador Horst Seehofer, primer ministro del estado de Baviera, uno de los políticos más críticos con la política de refugiados de la mandataria. El político alemán mejor valorado es el ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, con un 65 por ciento, seguido por el ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, con el 64%.
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