El Ejecutivo de Tsipras ha informado al Fondo Monetario Internacional (FMI) de que no le pagará los 305 millones de euros que debía devolverle este viernes, proponiendo hacer frente a todos sus pagos de este mes (1.600 millones de euros) el próximo 30 de junio. De momento, los mercados bursátiles han reaccionado con caídas a […]
Dirigentes Digital
| 05 jun 2015
El Ejecutivo de Tsipras ha informado al Fondo Monetario Internacional (FMI) de que no le pagará los 305 millones de euros que debía devolverle este viernes, proponiendo hacer frente a todos sus pagos de este mes (1.600 millones de euros) el próximo 30 de junio.
De momento, los mercados bursátiles han reaccionado con caídas a la decisión del Gobierno heleno. "El impacto apenas ha sido una corrección generalizada en los activos de riesgo (deuda y bolsas a la baja), ajustes de cartera que llevan a un comportamiento poco racional de los activos (la tensión en Grecia lleva a comprar el Euro) y todo ello bajo una volatilidad negociada baja desde una perspectiva histórica. En definitiva, la frustración de no entender qué está pasando", explica José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España.
Las dudas sobre el futuro financiero de Grecia hacen en este contexto que los movimientos en los mercados se perciban como más exagerados. Pero, ¿hay motivos reales para el miedo a un ‘efecto contagio’?
Alan Cauberghrs, director senior de renta fija de Schroders, explica en un reciente artículo que los riesgos sistémicos son ahora mucho más reducidos que antes. "Es importante tener en cuenta que un incumplimiento del pago al FMI no daría lugar a la salida de Grecia de la Zona Euro, y por tanto, a un incumplimiento de sus prestamistas europeos", explica. Así, recuerda que los vínculos de Atenas con el sistema financiero de la región se han reducido considerablemente desde 2012, cuando se produjo una de las mayores reestructuraciones de la historia" al pactar el país una quita con la que el Estado heleno vio condonados unos 100.000 millones de euros evitando una quiebra desordenada.
Cauberghs tampoco considera que la situación pueda tener un impacto en el sector bancario, recordando que los riesgos asociados a la deuda soberana del país han pasado en gran medida al sector público de la Zona Euro. Pero, ¿quién tiene la deuda griega entonces? El experto de Schroders explica que el grueso de esa deuda está en manos del EFSF (Facilidad Europea de Estabilidad Financiera), el BCE y el Banco Europeo de Inversiones (BEI). "Según datos de S&P, los préstamos bilaterales ascienden a 53.000 millones de euros, por lo que no se debe minimizar su importancia", advierte Cauberghs. Sin embargo, indica que el pasado mes de octubre los Gobiernos de la Zona Euro mantenían una exposición directa a la deuda helena por valor de 302.000 millones de euros, "lo que equivale a un 3% del PIB de la región, por lo que el impacto directo de un impago griego debería ser limitado".
Exposición limitada
Cauberghs recuerda que la exposición neta de balance sobre los bonos griegos en el caso del EFSF asciende a unos 166.000 millones de euros, "que serán absorbidos por los estados miembros durante varias décadas". Además, explica que en el proceso de reestructuración, también se amplió el calendario de amortización de esos bonos griegos, que actualmente está fijado para 2023.
El experto también señala que los bancos centrales no necesitarían cubrir las caídas de capital del mismo modo que lo tendría que hacer un banco comercial. La exposición del BCE se realiza a través de la línea de liquidez de emergencia (ELA) para la banca helena. "Si Grecia no paga su deuda, el organismo monetario podría retirar ese apoyo", explican desde la firma.
En cuanto al BEI, su exposición a la deuda helena asciende a unos 7.000 millones de euros. "En términos relativos, es una cantidad pequeña, por lo que no hay riesgo de , insiste.
Finalmente, desde Schroders señalan que el riesgo de contagio también se ha visto mimizado por el mecanismo mecanismo de estabilidad financiera, que "con un capital de 500.000 millones de euros, debería mantener el flujo de efectivo a los países afectados por un posible default griego".
A pesar de limitar el impacto, Cauberghs advierte que es imprescindible "no descartar la existencia de relaciones financieras ocultas, así como posibles implicaciones políticas", algo que podría tener un impacto en el mercado, al menos en el corto plazo. "Sin embargo, creemos que, estructuralmente, los mercados financieros globales parecen bien protegidos de los daños colaterales de tal evento", concluye.