La idea generalizada es que el crecimiento global supere el 3% este año, a pesar de la ralentización de China, la desaceleración de los emergentes y las turbulencias derivadas de la incertidumbre en torno a cuál será el próximo movimiento de la autoridad monetaria estadounidense. Así, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un aumento de […]
Dirigentes Digital
| 12 nov 2015
La idea generalizada es que el crecimiento global supere el 3% este año, a pesar de la ralentización de China, la desaceleración de los emergentes y las turbulencias derivadas de la incertidumbre en torno a cuál será el próximo movimiento de la autoridad monetaria estadounidense. Así, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un aumento de la actividad global del 3,6%.
Sin embargo, también "es consenso" que la economía perderá momentum a partir de este 2015: Moody’s calcula un repunte medio del 2,8% para los países del G20 entre el presente ejercicio y 2017, porcentaje que contrasta con el promedio del 3,8% alcanzado en los años previos al estallido de la crisis financiera.
"La economía de Estados Unidos lleva congelada desde el verano y los principales indicadores apuntan a que el crecimiento seguirá ralentizándose", advierten Keith Wade, economista jefe, Azad Zangana, economista europeo, y Craig Botham, economista de mercados emergentes, todos de Schroders.
En su opinión, la amenaza para la actividad procede más bien de una racionalización del sector privado, que previsiblemente recortará las inversiones en inmovilizado. Los temores a la inflación también merodean, aunque la capacidad disponible a escala mundial debería mantenerlos bajo control. Al mismo tiempo, llaman la atención también sobre el debilitamiento de los beneficios de las corporaciones estadounidenses, aunque reconocen que "no es lo suficientemente agudo". Vigilarán todos estos centrales, pero de momento una recesión parece más un "escenario de miedo que uno central".
Por su parte, los expertos de Capital Economics, mucho más positivos, dan seis razones por las que no sólo la recaída está lejos, sino que apuntan a que el balance de riesgos está más sesgados al alza que a la baja.
"No hay ninguna señal de una fuerte caída en las encuestas empresariales", indican en primer lugar. Al mismo tiempo, añaden, los agregados monetarios "están creciendo fuertemente", mientras "el arrastre de la austeridad fiscal se está desvaneciendo".
Además, consideran que el impacto positivo de los bajos precios de las materias primas aún no se ha "sentido" en su totalidad; con las economías emergentes dando señales de mejoría, incluída China, y con la relativa estabilidad que prevén para las commodities respaldando a Brasil y Rusia. Finalmente, pero no por ello menos importante, "los mercados financieros se han tranquilizado". Aunque, por su puesto, el sentimiento podría agriarse en cualquier momento, lo no obstante, "los inversores parecen más tranquilos" tanto en lo que respecta a la Fed, como al gigante asiático.