"Por primera vez en este siglo América Latina no crece". Con esta contundente frase ha comenzado el presidente de BME el discurso inaugural del Foro, consciente de los riesgos que, también para las empresas españolas, suponen los factores negativos que acechan a una región "atrapada por el desplome de los precios de las materias primas, […]
Dirigentes Digital
| 19 nov 2015
"Por primera vez en este siglo América Latina no crece". Con esta contundente frase ha comenzado el presidente de BME el discurso inaugural del Foro, consciente de los riesgos que, también para las empresas españolas, suponen los factores negativos que acechan a una región "atrapada por el desplome de los precios de las materias primas, la desaceleración de China y una notable debilidad del consumo e inversión privados".
La CEPAL y el FMI estiman que el PIB de Latinoamérica se contraerá un 0,3% en 2015, si bien recuperará territorio positivo en 2016. Una contracción que se ha visto reflejada en los mercados de valores. Los inversores en bonos han reducido sus posiciones de modo intenso y los mercados de acciones han tenido un comportamiento desigual. El principal de ellos, la bolsa brasileña, ha bajado un 6% en lo que llevamos de año. Las bolsas de Perú y Colombia acumulan por su parte fuertes pérdidas. Sin embargo, se sitúa en territorio positivo la bolsa mexicana, con un 3%.
Zoido recordó que desde la óptica europea, "para el inversor con cartera en euros el comportamiento ha sido mucho peor, debido a la fuerte depreciación de las divisas, en línea con lo ocurrido en el conjunto de los países emergentes". El real brasileño ha perdido un 30% frente al dólar en 2015, el mayor retroceso de las divisas de los países emergentes. Por ello, el índice FTSE Latibex Brasil retrocede un 34% en el año y el FTSE Latibex TOP, que agrupa los 15 valores más importantes del mercado, baja un 25%.
Desarrollo financiero
Los expertos son conscientes de que la región precisa de un mayor desarrollo financiero, y de que está lejos del nivel adecuado de acceso a la financiación. "Sus sistemas financieros están subdesarrollados incluso en relación con sus fundamentos macroeconómicos", advierten desde BME, recordando que en la región, "solo el 40% de las pequeñas empresas y un 70% de las grandes manejan crédito bancario o líneas de crédito, según datos de la CEPAL y el Banco Mundial".
Los sistemas financieros de la región son en general, poco profundos, centrados en banca comercial y con un horizonte temporal de corto plazo. Salvo excepciones, sus mercados de capitales son aún pequeños, con bajos niveles de capitalización y volúmenes de negociación limitados, muy concentrados en pocas acciones. Todo ello supone escasa capacidad de financiación y costes elevados.
De ahí la importancia de la Bolsa como mecanismo de financiación alternativa a los bancos. Según recordó Zoido, en los últimos cuatro años las Bolsas de México, Brasil, Chile y Perú han acumulado 150.000 millones de dólares en ampliaciones de capital, si bien en 2014 y 2015 la tendencia se ha frenado. "Es llamativo que estas cuatro Bolsas, cuyo tamaño agregado por capitalización dúplica al de la bolsa española, hayan aportado un 27% menos de financiación en los últimos cinco años y menos de la mitad que ésta en 2014", indica.
El papel de la Bolsa… y de las empresas
Zoido aprovechó su intervención para explicar cómo la Bolsa española también afronta retos importantes. "En los últimos cinco años ha mantenido un ritmo de financiación que le ha llevado a situarse entre las más eficaces del mundo, aportando más de 215.000 millones a sus empresas desde 2011". Y hasta septiembre de 2015, mientras el crédito comienza a recuperarse tímidamente, las empresas cotizadas en BME han ampliado capital por 37.000 millones de euros. "Sin embargo, la financiación a través de mercados de capitales es aún insuficiente", advierte.
Por eso, el presidente de BME defendió el papel que segmentos del mercado como el MAB o el MARF juegan en este sentido. E hizo un llamamiento también a las empresas: "Al igual que la falta de conocimiento sobre las empresas más pequeñas supone una barrera para su acceso a los mercados, la ignorancia de muchos inversores europeos sobre las empresas de América Latina implica un posicionamiento en las mismas muy inferior al que correspondería por el tamaño económico de la región".