En una entrevista a un diario alemán, el director ejecutivo de Volkswagen, Matthias Müller, ha declarado que "si todo sale de acuerdo al plan, podemos empezar la revisión en enero". A ello, el dirigente agregó: "Todos los automóviles deberían estar arreglados para fines de 2016".
Según declaró Müller al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, cree que solo unos pocos empleados estuvieron involucrados en la instalación del software que alteraba los datos de emisiones de gases en los vehículos diésel, un escándalo que ya le ha costado a la empresa un tercio de su valor de mercado.
Con esta afirmación, el nuevo dirigente de la automovilística rechaza la idea de que su antecesor en el cargo, Martin Winterkorn, estuviese al tanto del trucaje de los motores.
Müller explicó que Volkswagen podría tener que reducirse y descentralizarse, y que examinarían cada modelo y marca para sopesar su contribución a la compañía. "La crisis nos da una oportunidad de modernizar las estructuras de Volkswagen", ha explicado Müller.
Además, el nuevo dirigente de la marca ha querido defender que informaron a tiempo a los mercados financieros de los problemas en los motores trucados, aunque, como informa Reuters, se lo comunicó a los funcionarios de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos semanas antes de hacerlo público.
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