El tribunal de bancarrotas de Nueva York acepta el acuerdo al que han llegado las víctimas y por el que recibirán 10.500 millones de dólares, el 60% de lo que perdieron en la estafa. En un comunicado emitido por el fideicomiso, se asegura que han trabajado "diligentemente durante los últimos años para devolver la máxima […]
Dirigentes Digital
| 19 nov 2014
El tribunal de bancarrotas de Nueva York acepta el acuerdo al que han llegado las víctimas y por el que recibirán 10.500 millones de dólares, el 60% de lo que perdieron en la estafa. En un comunicado emitido por el fideicomiso, se asegura que han trabajado "diligentemente durante los últimos años para devolver la máxima cantidad de dinero al fondo de las víctimas".
Un plan "casi" perfecto
Bernard Madoff fue le presidente de una firma de inversión que fundó en 1960, cuando tenía sólo 22 años. Con gran éxito en Wall Street, Madoff gestionaba activos por valor de 17.100 millones de dólares y entre sus clientes había hedge funds, bancos, inversores institucionales y clientes de banca privada. También perdieron dinero algunas fundaciones y organizaciones caritativas, principalmente de la comunidad judía de Estados Unidos, de la que Madoff era un personaje relevante.
El escándalo se destapó cuando el broker confesó a su familia que sus operaciones eran en realidad una pirámide financiera, en la que pagaba la rentabilidad a los inversores con el dinero que colocaban en el fondo otras personas.
El fraude fue uno de los más importantes en el mercado neoyorquino ya que alcanzó los 50.000 millones de dólares. El 29 de junio de 2009 Bernard Madoff fue condenado a 150 años de prisión, la máxima pena que se le podía imponer, por llevar a cabo y mantener durante más de dos décadas un fraudulento esquema de inversiones.
Nadie escuchó la alarmas
La Comisión del Mercado de Valores (SEC, por sus siglas en inglés) ya abrió una investigación en 1992, pero le exoneró de cualquier irregularidad. Sin embargo, algunos operadores del mercado tenían sus sospechas, dado que Madoff aparentemente era capaz de mantener el rendimiento de sus fondos incluso cuando el resto del mercado se hundía.