El departamento de Clasificación y Valoración del Suelo del Gobierno de Hong Kong en septiembre de 2014 valoraba el coste medio de una vivienda de menos de 40 metros cuadrados era de entre 600.000 y 700.000 dólares. Esta cifra sitúa a la ciudad como la más cara del mundo a la hora de tener un […]
Dirigentes Digital
| 05 may 2015
El departamento de Clasificación y Valoración del Suelo del Gobierno de Hong Kong en septiembre de 2014 valoraba el coste medio de una vivienda de menos de 40 metros cuadrados era de entre 600.000 y 700.000 dólares. Esta cifra sitúa a la ciudad como la más cara del mundo a la hora de tener un techo.
La alta demanda por parte de ciudadanos de la China continental ha sido una de las razones por las que se ha elevado de manera brutal el precio del metro cuadrado en China. Entre las consecuencias de este incremento de precios se encuentran las dificultades para los ciudadanos de Hong Kong a la hora de poder comprar una vivienda. Esto ha derivado en un incremento de los miniapartamentos, con una superficie de alrededor de veinte metros cuadrados.
La situación ha llegado a tal extremo que en en agosto de 2014 la constructora local Henderson Land consiguió vender viviendas de 15 metros cuadrados por 470.000 dólares. El mes siguiente fueron dos constructoras más las que anunciaron más de 4.000 viviendas de proporciones aproximadas, viendo en estos inmuebles el filón en esta nueva forma de estrujar, si es posible aún más, el espacio en Hong Kong.
¿A quién beneficia la situación?
Todo el suelo de Hong Kong es propiedad de su Gobierno, que lo alquila a grandes constructoras a cambio de suculentas cantidades de dinero que engorda las arcas públicas. Una práctica heredada del Imperio Británico cuando éste tomó control de la isla en 1841.
En mayo de 1985 China y Reino Unido firmaron los términos del traspaso de la hoy región china, que entró en vigor en 1997, a través del modelo "un país dos sistemas", otorgándole cierto grado de independencia a la isla y que incluía también los contratos de alquiler vigentes en el momento.
Un acuerdo que cuenta con una vigencia de 50 años, hasta 2047, cuando el Gobierno chino tendrá en exclusiva en sus manos el devenir de esta ciudad donde tener casa es cada vez más difícil.