¿Cómo comprender lo que está ocurriendo y prever hacia dónde avanza la zona más violenta del mundo en estos momentos? La parte del globo que abarca desde Egipto en el oeste hasta Irán en el este, y desde Turquía en el norte hasta Yemen en el sur, lo que tradicionalmente se conoce como Oriente Próximo, […]
Dirigentes Digital
| 13 may 2015
¿Cómo comprender lo que está ocurriendo y prever hacia dónde avanza la zona más violenta del mundo en estos momentos? La parte del globo que abarca desde Egipto en el oeste hasta Irán en el este, y desde Turquía en el norte hasta Yemen en el sur, lo que tradicionalmente se conoce como Oriente Próximo, es un cóctel de alianzas, rivalidades étnicas y religiosas e intereses económicos. Pura geopolítica.
Lo primero, los ingredientes del cóctel
Algunos componentes de esta especie de guerra fría larvada son antiguos y otros muy recientes:
– La religión: el arco chií frente a la mayoría suní. Es un enfrentamiento muy real, con 14 siglos de antigüedad. En el siglo VII, los seguidores de Ali Ibn Abi Talib, yerno del profeta y origen del chiísmo actual, lucharon con los de Muawiyah I, que daría lugar al sunismo. Estos últimos ganaron en la batalla de Kerbala. Desde entonces, los suníes se consideran los legítimos herederos del Islam. Para ellos los chiíes son herejes e inferiores. Hay, además, judíos en varios países de la zona, sobre todo en Israel.
– Las etnias: árabes, persas y turcomanos. Aunque en la zona hay decenas de grupos étnicos, los más im portantes son los árabes (Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Israel, Palestina, Jordania, Kuwait, Líbano, Omán, Catar, Siria, Yemen o Egipto, entre otros), los persas (Irán) y los turcomanos (en Turquía).
– El tipo de gobierno: monarquías, teocracias, democracias fallidas y dictaduras militares. Gran parte de los países del Golfo pérsico son monarquías hereditarias, dictaduras en mayor o menor grado, desde Arabia Saudí a Omán o Catar; otros son teocracias, como Irán, país en el que se celebran elecciones pero que no alcanzan la categoría de democracias por su nivel de represión social y donde las decisiones finales son tomadas por los ayatolás. Vemos democracias con condiciones especiales o parciales como Jordania, Líbano o Israel. Y gobiernos militares electos como el de Egipto.
– Las alianzas globales: China/Rusia o Estados Unidos/Europa. Los países de la región desde la guerra fría han elegido uno de los dos bandos tradicionales, con Occidente o con el resto. Esa distinción se mantiene relativamente hasta hoy: Rusia y China suelen defender, con su veto o con la venta de su armamento, a países como Siria o Irán; Estados Unidos y Europa suelen apadrinar a Egipto, Turquía o Arabia Saudí.
Lo segundo, un nuevo dramatis personae para Oriente Próximo
Estos factores, junto los económicos, conforman un auténtico guirigay geopolítico que podría resumirse así:
– Arabia Saudí: suní, árabe, monarquía autoritaria, aliado de EEUU. Es uno de los países clave de la región. Con 30 millones de habitantes, es un país de altos ingresos, con un PIB per cápita de unos 22.000 dólares, dirigido por una familia real que controla la principal riqueza del país, el petróleo, y guarda los sitios sagrados musulmanes como La Meca. Aliado tradicional de Estados Unidos, en los últimos meses ha mantenido fuertes tensiones con Washington. La primera, una guerra por la cuota de mercado del precio del petróleo que ha tumbado la cotización del oro negro a la mitad. Además, no ve con buenos ojos que Barack Obama negocie y se aproxime a su archienemigo geopolítico y económico, Irán. Ambos impelean por la hegemonía en la zona. Por eso ha lanzado una coalición contra los rebeldes chiíes que habían tomado el poder en la capital de Yemen, Saná, presuntamente apoyados por Teherán. Decenas de barcos, bombardeos, y la posibilidad de mandar tropas para evitar la desestabilización de su empobrecido vecino del sur. Tiene pocas o malas relaciones.
– Irán: Chií, persa, teocracia, aliado de Rusia y China. Con sus 80 millones de habitantes, en su mayoría persas y chiíes, la República Islámica de Irán lleva desde el alzamiento de los ayatolás a finales de los años 80 enfrentada sobre todo con Estados Unidos y Reino Unido, y, por asociación, con Europa. Aliado de Rusia y en menor medida protegido de China, ha recibido un duro impacto por la caída de los ingresos del petróleo debida a las sanciones internacionales y el desplome del precio del oro crudo.
La visión de los expertos
Barah Mikail, investigador senior de FRIDE especializado en Oriente Medio y el Norte de África: Yemen y el acuerdo americano-iraní tienen implicaciones opuestas. La situación en Yemen no ayuda la situación económica del país: los inversores están cada vez menos interesados en dedicar dinero porque no se sabe quién será el vencedor, ni si el gobierno central yemení la soberanía sobre el territorio. Al revés, en el caso de Irán, los inversores occidentales han esperado durante años la aparición de un contexto favorable a la normalización de las relaciones políticas entre Tehran, por un lado, y Washington y las capitales europeas por otro. Tampoco hemos llegado a esa situación aún, pero si se confirma el acercamiento entre EEUU e Irán y se acaba la era de las sanciones, el país podría vivir un boom económico.
Puede leer el reportaje completo en nuestra revista DIRIGENTES del mes de mayo.