El mundo se agarra con fuerza a sus reposabrazos cada vez que Silicon Valley (California, EEUU) pisa el acelerador. De allí han nacido diversas compañías que han revolucionado la vida de sus usuarios con innovaciones tecnológicas inimaginables hace treinta años. Este hecho obliga a preguntarse qué se hace en ese lugar que no se esté haciendo en otras partes del globo.
Charles Giancarlo contesta que una de las respuestas tiene que ver con el tamaño del mercado y con su convergencia interna, al igual que sucede con China. Giancarlo habla desde sus tres décadas de experiencia en el sector tecnológico, ya que es el actual CEO de la californiana Pure Storage, dedicada a la creación y al desarrollo de hardware y software de almacenamiento de datos. Además, su trayectoria se ha desarrollado en tecnológicas como Cisco Systems, Accenture o Netflix.
Su punto de vista es que ni siquiera quienes conocieron los primeros años de aquel ecosistema imaginaban en qué se convertiría esa zona de San Francisco. «Cuando empecé en el sector tecnológico Silicon Valley era una de las áreas en las que comenzaba a crecer. También estaban Boston o Dallas, y pensábamos que Silicon Valley sería uno de tantos», reconoce Giancarlo.
Para el dirigente, la clave está en la cultura. «La gente con talento puede intentar poner en marcha nuevas ideas y fracasar porque los inversores les dan una segunda y una tercera oportunidad», dice el CEO de Pure Storage. Además de eso, los inversores conocen el ecosistema en el que invierten porque, en gran parte, han tenido experiencia en el ámbito tecnológico. A pesar de que este ámbito cambie en poco tiempo, la mirada empresarial se caracteriza por buscar las tecnologías que cambiarán el mundo en diez años, y que generen «ganancias a largo plazo». En resumen, Giancarlo afirma que es un área en el que se concentran el talento y la inversión.
De hecho, la inversión resulta fundamental en el ámbito tecnológico. «Lo que vemos ahora es que las compañía realmente grandes invierten mucho en innovación e I+D», analiza Giancarlo. Desde su punto de vista, esta inversión condiciona la calidad de la tecnología que puede producir una empresa, si bien la inversión no asegura el éxito. «Invertir de manera inteligente en la tecnología es lo que te hace conseguir éxito», sentencia.
En cualquier caso, la innovación no se reduce a la tecnología, sino que atañe a otras áreas del negocio. para Giancarlo es importante innovar en todas las áreas: «En la manera en la que tratamos a los consumidores, en la forma en la que vendemos, en la que tratamos a nuestra propia gente…». Por ello, su liderazgo busca que los distintos jefes sean responsables de sus actos, de modo que siempre se aseguren de tomar las decisiones en la dirección correcta para conseguir buenos resultados.
Por qué en Europa no nacen grandes tecnológicas
No obstante, para Giancarlo que Europa no haya dado a luz a ninguna gran tecnológica no depende de la falta de inversión o de talento. «Es cierto que en Europa no hay grandes compañías tecnológicas, aunque sí las hay en otros segmentos», reflexiona. «Tiene que ver con el hecho de que China o Estados Unidos cuentan con mercados mucho más grandes e integrados«, aclara el dirigente.
En ese sentido, Giancarlo hace referencia a la escalabilidad, que ayuda a que las compañías puedan crecer más rápidamente y ser más competitivas. «Europa no está lo suficientemente integrada», comenta Giancarlo: «Hay escenarios distintos entre los países en ámbitos como la regulación o la propia economía, que hace más difícil que crezcan grandes compañías tecnológicas», concluye.
El crecimiento de China
Además de Estados Unidos, destaca China como uno de los lugares donde más rápido se ha desarrollado la tecnología. «Estoy muy impresionado con China, han evolucionado muy rápidamente y son muy fuertes tecnológicamente», reconoce Giancarlo.
Por el contrario, afirma que la tecnología estadounidense «sigue siendo muy superior a la que viene de China». «Creo que nuestro software es mucho más seguro», defiende. De hecho, hay diferencias sustanciales en el modo en el que diseñan sus productos. «Sus productos se fabrican con menor precio, pero son más caros al operar con ellos. Con los nuestros sucede al contrario», explica Giancarlo.
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