China debe superar la entrada en una nueva fase "new normal"; Japón debe consolidar su crecimiento y disparar las tres flechas de Abe; los mercados más pequeños crecer para olvidar el fiasco de los dragones asiáticos de la década de los 90. Aún así, Asia continua siendo una región con un crecimiento económico del 5,5% […]
Dirigentes Digital
| 27 feb 2015
China debe superar la entrada en una nueva fase "new normal"; Japón debe consolidar su crecimiento y disparar las tres flechas de Abe; los mercados más pequeños crecer para olvidar el fiasco de los dragones asiáticos de la década de los 90. Aún así, Asia continua siendo una región con un crecimiento económico del 5,5% en 2014, según los datos del FMI. Las oportunidades están ahí y también los retos que debe superar.
Las perspectivas para la región se mantienen sólidas dentro de una recuperación global que ayudaría a incrementar las exportaciones de Asia. A esto se suman condiciones favorables como la bajada del precio del petróleo o en el caso de Japón la devaluación del yen debido a las inyecciones de liquidez que está llevando a cabo el BOJ.
China continúa siendo el motor de la zona a pesar de que su crecimiento haya bajado respecto a los datos registrados en la última década cuando la evolución del PIB rondaba los dos dígitos. Ahora, el crecimiento se ha ralentizado y China está entrando en una etapa que desde el Gobierno denominan como "new normal". Con un crecimiento del 7,4% en 2014, la cifra fue algo menor de lo esperado y comenzó a despertar las dudas. Ahora, los datos macro de China son analizados con lupa y el país se enfrenta al reto de evolucionar hacia un crecimiento más sostenido.
En el caso de Japón, el futuro por lo menos el más próximo parece ir ligado al plan económico del primer ministro Shizo Abe. El mandatario con sus tres flechas económicas pretende devolver a la tercera economía mundial a la senda del crecimiento. Tras las elecciones anticipadas de diciembre, donde las urnas refrendaron sus ideas, ahora Abe sigue el camino marcado con una prorroga temporal que le permita ir consolidando las reformas. Por el momento, la política monetaria expansiva del banco central del país parece estar dando sus frutos y los datos de enero de exportaciones fueron buenos. Falta por ver si se consigue solucionar el problema de la inflación en el país, la bestia negra que sufre Japón desde hace más de una década.
Los retos de Asia
Asia es el continente más poblado y más extenso del planeta, con cerca de 44 millones de kilómetros cuadrados supone el 8,70% del total de la superficie terrestre y el 29,45 % de las tierras emergidas y, con 4.140 millones de habitantes, que representan el 61 % de la población mundial. En este contexto, se encuentran algunos de las adversidades que debe superar Asia como luchar contra el envejecimiento poblacional, acabar con la desigualdad, aumentar los ingresos medios o mejorar las instituciones y la gobernanza.
El caso de Japón es paradigmático al hablar del primer punto: el envejecimiento poblacional. La población nipona tiene una media de edad elevada y esto supone varios problemas que deben solucionar. Por un lado, urge una reforma del sistema de pensiones que sea viable para el Estado a lo que se suma solucionar el problema de encontrar población activa para lo cual están tratando de aumentar la incorporación de la mujer al trabajo.
Otro de los problemas que vive Asia es contar con una media muy baja de ingresos medios (con excepciones como el caso de Japón). El alto crecimiento vivido en muchos países asiáticos en las últimas décadas no se ha visto reflejado todo lo que debería en una mejora importante de las condiciones de su población. En este sentido, desde el FMI recuerdan que además en algunos países se ha vivido una "década perdida tras la crisis que estalló en los 90. De hecho un informe regional publicado por el organismo en 2013 estima que la ralentización vivida por esta crisis especialmente perjudicial para las economías de tamaño medio.
¿Cómo solucionar este problema? La respuesta no es sencilla y conllevaría una mezcla de políticas macroeconómicas que se apoyen en los ciclos económicos, junto con una implantación adecuada de la educación, una mejora de las infraestructuras y todo ello acompañado de políticas que apoyen la gobernanza y las instituciones.