La bolsa española ha logrado maquillar la semana al romper la racha bajista de seis jornadas consecutivas. El principal índice, el Ibex 35, resiste la barrera psicológica de los 10.000 puntos al cerrar la jornada con una subida del 0,26% gracias al repunte de los títulos bancarios, pero no borra las pérdidas semanales del 4%.
El escaso volumen de cotización del periodo estival suele provocar sobresaltos a los inversores. Cualquier noticia desencadena una fuerte volatilidad como atestiguan los mercados esta semana. Comenzaba con el rescate al Banco Espirito Santo que lejos de aplacar las caídas que lleva registrando la bolsa lusa desde que afloraron los problemas de la entidad, siguen golpeando con fuerza a los valores financieros en una señal de desconfianza sobre los bancos del país. El PSI vuelve a mínimos de julio del año pasado. En apenas semanas se han volatilizado las ganancias acumuladas en lo que iba de año.
El nerviosismo se ha contagiado al mercado de deuda. El bono portugués a diez años ha escalado a niveles del 4%, máximo de cuatro meses, aunque hoy desciende ligeramente su
rentabilidad, con lo que la prima de riesgo del país, la diferencia con la deuda alemana, ha repuntado con fuerza alrededor de los 280 puntos básicos.
El bund alemán en estos días se ha convertido en un refugio para los inversores que han huido de la renta variable y de las deudas más rentables. El precio de los bonos subía con fuerza hasta situar el interés en el mercado secundario al más bajo desde 1990.
Hay señales claras que los sustos del verano pueden ser más que movimientos de histeria. Italia ha entrado en recesión técnica en el segundo trimestre. El BCE ha advertido que la recuperación es moderada y débil para aguantar sobresaltos externos. El presidente de la institución,
Mario Draghi, mostró ayer su preocupación por las tensiones geopolíticas, sobre todo, el de Rusia con Ucrania, que ha subido de nivel
al anunciar Putin la prohibición al país de productos europeos. En menos de 24 horas, a las palabras del banquero le sucedía el anuncio de Estados Unidos de intervención de nuevo en Irak. Antes del cierre el Pentágono informaba que había bombardeado zonas de presencia yihadistas.
La tormenta perfecta para una semana llena de volatilidad a la que se sumaba el banco italiano Monte dei Paschi que anunciaba pérdidas 179 millones y provocaba un seísmo en la bolsa italiana. Las acciones han llegado a caer más de un 10% en la sesión y el regulador bursátil prohibiera las posiciones en corto. La decisión de CONSOB ha devuelto la calma a los mercados que demuestran que están sujetos con alfileres.
