La seis semanas que se dio plazo Carbures para aclarar sus cuentas, después que su
auditor pusiera en duda su situación financiera, ha expirado sin nuevas noticias. PwC está esperando a recibir el informe jurídico que encargó la empresa al bufete de abogados Uría Menéndez para determinar la relación societaria de las tres compañías sobre las que se pone en cuestión las ventas de 2013. La auditora dudaba si se habían producido dentro del propio perímetro consolidable de la compañía.
Desde Carbures han defendido que forman parte de su "cluster" tecnológico, pero que no están integradas en la empresa para considerarse como parte del grupo, aunque participaron en la cadena de valor de los mismos productos y servicios que Carbures. Las compañías estaban controladas por Rafael Contreras, antiguo consejero delegado de Carbures, a través de una sociedad de capital hasta su nombramiento como consejero delegado de Carbures y su entrada en el accionariado.
La opinión de los abogados será clave para cerrar la auditoría, explican fuentes cercanas a la compañía. Dependiendo de lo convincente que sean los argumentos jurídicos sobre la independencia de Sinatec, Materiable y Ansal variará el impacto negativo en la cuenta de resultados de Carbures. La compañía limita el impacto 11,5 millones y 9 millones de euros del resultado de las operaciones antes de impuestos. En ese ejercicio, ingresó 12,2 millones y obtuvo un resultado de explotación de 2,7 millones. La revisión del auditor puede poner a la empresa en números rojos.
Además, la nueva auditoría arrojará luz sobre el contrato firmado con Shenyang Hengrui&Exp, que ha aportado en el primer semestre de este año 19,6 millones de facturación. Supone casi la mitad de la cifra de negocio de la compañía en el periodo. El acuerdo con la compañía china asciende a 65,3 millones por la venta de maquinaria y el uso de tecnología de la empresa andaluza. Los 19,6 millones corresponden al primer hito entregable del contrato basado en los trabajos realizados por la compañía desde enero de 2014, explica Carbures, que señala que "el criterio contable aplicado es de grado de avance" y por ahora se ha cobrado el 30% del contrato.
La compañía ha tenido que paralizar sus
planes de crecimiento, que habían sido anunciados antes de que estallara el escándalo. Carbures tenía previsto multiplicar por tres el negocio y por siete los beneficios en dos años. Una parte clave para alcanzar los objetivos pasar por elevar el endeudamiento en 180 millones para asegurar el ritmo de crecimiento. La actual situación complica cerrar la financiación. Carbures pretendían emitir deuda por 50 millones y ampliar capital por 60 millones. Cosa que en las actuales condiciones sin esclarecerse la cuentas parece difícil que encuentre abierto el mercado.
Pero antes la compañía tenía previsto acordar un préstamo con varias entidades de 70 millones. Los bancos han paralizado la operación hasta que se esclarezca la situación de la empresa.