Lacalle inició su intervención analizando los errores que en otras ocasiones se han repetido en un país en el que "pasamos de la euforia excesiva al pesimismo excesivo, y esto nos lleva a ignorar e infravalorar los elementos positivos como la mejora del déficit exterior". A su juicio, uno de los graves problemas a los que nos enfrentamos, es que también tendemos a ignorar el impacto de las medidas microeconómicas, como la reforma laboral o la financiera, que ha sido esencial para impulsar la confianza.
"Olvidamos también la importancia que en estos años han tenido los bajos precios y la fortaleza del euro para la recuperación. Para que la riqueza de las familias aumente ha hecho falta un euro fuerte en un entorno de tipos bajos", recuerda Lacalle a los presentes en el evento organizado por Morningstar en Madrid.
El economista coincide con el consenso del mercado en los factores que han provocado que España crezca más que sus países vecinos: el abaratamiento de la energía, el incremento de la liquidez con el programa de quantitative easing (QE) del BCE. A esto se suma lo más importante. A su juicio, "cuando miramos a la persona que está a nuestro lado, se nota que la percepción del riesgo de perder el puesto de trabajo ha disminuido". Esto tiene, según explica, dos consecuencias inmediatas: "se ha reducido la economía sumergida y ha aumentado el consumo".
Riesgos
A pesar de una visión optimista sobre la evolución de la economía española, Lacalle es consciente de que aún queda mucho camino para que esta se consolide. Empezando por "la tendencia de intentar reactivar los mismos sectores que supusieron parte del problema en el pasado". El experto advierte que "como en todas las crisis, la fragilidad del sistema es muy elevada, y la capacidad de absorber un shock es más difícil que antes".
A su juicio, la solución no será definitiva hasta que la renta disponible y la capacidad de consumo de los ciudadanos aumenten. "Si solo incrementamos la demanda interna lo único que se crea es , explica.
Lacalle critica además a todos los que esperan fórmulas mágicas para restaurar la economía. "Si no volvemos a caer en el error de pensar que la política expansiva del Banco Central Europeo (BCE) nos va a solucionar todos los problemas, no tendremos dificultad para alcanzar las previsiones de crecimiento", explica, insistiendo en que "las soluciones mágicas no existen y no debemos pedírselas a quien no nos las pueden dar". A su juicio, el QE no genera ningún efecto nada más que ganar tiempo, y debe venir acompañado de más reformas estructurales.
A pesar de alertar sobre el peligro de caer en antiguos errores, Lacalle no ve riesgos aún de burbuja inmobiliaria. Sobre todo porque el peso del sector sobre el PIB nacional ya no es tan elevado como antes de la crisis. Además, todos los jugadores son ahora más moderados en este sentido. "Las hipotecas son más conservadoras, y también los inversores inmobiliarios. Por el lado de la oferta, sin duda hay menos acceso a ciertas prácticas como endeudarse para comprar suelo", explica.
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