Los desencuentros entre el presidente del BCE, Mario Draghi, y Jens Weidmann no son nuevos para el mercado. Pero hoy han vuelto a quedar patentes en este acto organizado en el Casino de Madrid. El presidente del Bundesbank ha dejado claro que la política monetaria acomodaticia iniciada por el BCE puede impactar en la demanda a corto plazo, "pero no puede soportar de forma permanente las perspectivas de crecimiento, y lo mismo ocurre desafortunadamente, con la política fiscal".
Aunque durante su discurso no hizo mención alguna al debate sobre el QE, Weidmann tenía claro que esta sería la pregunta del millón. Y su respuesta fue firme. "Creo que estamos demasiado obsesionados, y eso nos impide debatir las cuestiones que verdaderamente importan para impulsar el crecimiento". El presidente del Bundesbank insistió en que la compra de deuda soberana no es ninguna receta mágica. "Mi postura es bien conocida al respecto, lo que no quiere decir que esta medida esté prohibida", explicó.
Sin embargo, recuerda que el organismo monetario presidido por Draghi "ha estirado al máximo los límites, incluso los legales" con sus últimas medidas, y recuerda que "para que una política monetaria tenga éxito debe basarse en condiciones previas, como que el mercado de trabajo funcione bien o que el crédito fluya con normalidad.
Weidmann también quiso lanzar un mensaje en este sentido a unos mercados tal vez demasiado dependientes de los movimientos del BCE: "Esperar que el crecimiento venga solo de las inyecciones de dinero del organismo es esperar demasiado", sentenció.
La deuda española
Con un discurso centrado en la necesidad de aumentar la productividad empresarial para impulsar el crecimiento, el presidente del Bundesbank también habló del devenir de la economía española. A su juicio, el nivel de deuda pública es manejable. Frente a las corrientes políticas que abogan por una restructuración, Weidmann considera que, aunque sería una opción "aceptable y permisible", no es la mejor solución. "El coste a largo plazo es más elevado: con una medida así, nos alejaríamos de los mercados de capitales y pagaríamos tipos de interés más altos".
Weidmann también mostró su preocupación por la situación del mercado laboral en España, especialmente entre los más jóvenes. A su juicio, "hablar de una generación perdida es algo moralmente repulsivo", sugiriendo para el país reformas para "hacer más elástico el mercado".
El crecimiento: el gran problema de la Eurozona
En un contexto en el que la principal preocupación del Buba es el lento ritmo de crecimiento, el funcionario insistió en que "la prosperidad y el bienestar social depende de la productividad". Así, apostó por reformas que fomenten la innovación, canalizando el capital hacia las compañías innovadoras de forma más eficiente. Weidmann se mostró convencido de que los test de estrés darán confianza a los bancos para financiar la economía real. Pero advirtió: "la concesión de préstamos a empresas que no son viables, no es la mejor receta para estimular el crecimiento".
En este escenario, destacó el papel del capital riesgo como elemento clave para financiar empresas innovadoras de nueva creación. "Hay mucho camino de mejora en este ámbito. En EE UU, por ejemplo, este tipo de empresas pueden conseguir el doble de financiación a través del capital riesgo de lo que pueden captar en países como España o Francia", aseguró, abogando por poner fin a la fuerte segmentación de este sector en Europa. "Lo que necesitamos es una mayor integración para que las empresas capten capital por esta vía y luego sean rentables para el capital riesgo".
Pero para ello hace falta más integración. Y no solo del capital riesgo. Weidmann destacó la fragmentación en el mercado de tecnologías de la información, con 28 mercados digitales individuales, lo que a su juicio es un lastre para la innovación y el crecimiento. "La creación de un mercado único digital podría incrementar el PIB en hasta un 4%".
El presidente del Bundesbank explicó que para que las nuevas empresas estén dispuestas a invertir en Europa hay que atajar el problema de las barreras burocráticas. "Si se eliminan las barreras de entrada, el PIB podría crecer hasta en un 10%, ganando en productividad no solo a nivel nacional, sino también europeo". Y para ello, de nuevo, es necesario que los recursos fluyan hacia empresas innovadoras. También hacia el sector pymes, que cuentan con muchas trabas para crecer, especialmente por las exigencias a las que tienen que hacer frente si superan determinado número de empleados.
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