Bien lo supieron Antonio y Tatiana, un joven matrimonio que apostó por crear un espacio donde el comensal se sintiera como en casa, donde la primera pregunta al sentarse a la mesa fuera: "¿Qué comemos hoy?". Antonio Gan, cordobés de nacimiento y madrileño de adopción, quiso rendir un homenaje a la cocina de su madre, […]
Dirigentes Digital
| 04 dic 2014
Bien lo supieron Antonio y Tatiana, un joven matrimonio que apostó por crear un espacio donde el comensal se sintiera como en casa, donde la primera pregunta al sentarse a la mesa fuera: "¿Qué comemos hoy?". Antonio Gan, cordobés de nacimiento y madrileño de adopción, quiso rendir un homenaje a la cocina de su madre, doña Josefina, cuya receta original sirvió de inspiración para elaborar croquetas jugosas y de textura cremosa, hechas en casa y con mucho mimo, como las haría su madre.
Con el impulso de Tatiana, su mujer, emprendió un proyecto de restauración con una idea clara: acercar la comida casera a los que tengan su casa lejos y cocinar como lo haría una madre. Las croquetas de doña Josefina tenían mucha fama entre sus familiares y amigos de Doña Mencía (Córdoba) y partiendo de su receta original, Antonio y su equipo han diseñado para La Croquetta una variada carta de propuestas pensadas para compartir, donde las croquetas son las principales protagonistas.
La carta se divide en grupos de variedades como las especiales, las croquettas de mamá Josefina o de sibarita; propuestas para compartir, como ensaladas y de picoteo; cinco opciones de hamburguesas de carne de buey 100% y postres, algunos también en versión croqueta. Croquetas para todos los gustos Algunas de las croquetas más originales son de tortilla de patatas, de rabo de toro al vino tinto; de morcilla de cebolla, manzana y piñones tostados; crocante de marisco, de bacalao ajoarriero, picantes de jalapeño verde y carne o mazorcas de pollo y piña al curry, y otras en versión fría como la de cerveza Guiness.
Además, su textura varía en función del rebozado, como algunas hechas con maíz frito, crocante de chips o panko para las croquetas de marisco. Estas opciones van variando en función de las nuevas creaciones que salgan de la cocina-laboratorio, donde se admiten sugerencias y, las más exitosas, se sirven también fuera de carta. Los postres también se "encroquetan" y dan como resultado sugerencias como las de manzana al horno con canela, de chocolate y naranja o croquetas de peras al vino tinto y moras.
Además de las reinas de la casa, en La Croquetta también se sirven otros platos de cocina casera, como saquitos de rabo de toro al vino tinto, milhojas de foie y manzana al punto de Pedro Ximenez o pastel de merluza con salsa de café, además de algunos recuerdos de Córdoba, como el flamenquín de Doña Mencía, el salmorejo o las berenjenas a la miel de caña.
Para quienes prefieran disfrutar de esta cocina casera en su propia casa, también se ofrece la opción take away. Una decoración retro Para la decoración de La Croquetta, Antonio y Tatiana han contado con la ayuda de La Casita de Margaux, un estudio de decoración dedicado al look industrial y vintage que ha creado una acogedora combinación de piezas que están marcando tendencia en diseño de interiores y de piezas artesanales de fabricación propia, como el logo del local hecho con hilos que preside la entrada.
La renovación del local está inspirada en un estilo alegre y colorista que nace del mobiliario antiguo francés, desde sillas de jardín y veladores, hasta un gran mural de papel pintado a mano, obra de Nathalie Lété, que tan solo produce 100 rollos al año, numerados y firmados por la diseñadora. La ausencia de mantel y las mesas de madera son un reflejo de su cocina, honesta, casera y natural.