Seis principios son los principios establecidos por las Naciones Unidas para la inversión responsable y Beslik resume que todos ellos tratan de una única cosa: "Cómo integrar en nuestros procesos de decisión a la hora de invertir las cuestiones medioambientales, sociales y de desarrollo".
Explica este experto que cuando Nordea se adhirió a este "reglamento" decidió que los aplicaría a "todas" sus inversiones. Así, la gran diferencia entre esta firma y el resto de grandes gestoras del mundo es que "la mayor parte de ellas elaboran selecciones específicas para fondos concretos", mientras que "nosotros hacemos inversiones responsables para todos nuestros fondos".
Con esto en mente, es clave conocer las tendencias que hay más allá de los movimientos que mueven hacia uno u otro lado a los mercados financieros, pero que al mismo tiempo tienen una implicación en los mismos. A saber, envejecimiento de la población (muy importante en Europa y concretamente en España), crecimiento de la misma (especialmente en China, India y África), cambios en los hábitos de consumo (cada vez habrá más y más gente consumiendo en un planeta con recursos finitos), la problemática global del agua y el cambio climático.
La gestora considera es necesario invertir en compañías y sectores que sean líderes a la hora de proveer soluciones para todas estas cuestiones. En este sentido, destaca que en los últimos años ha recopilado gran cantidad de información de todo tipo de las 7.000 empresas cotizadas de todo el mundo en las que invierte.
Datos que van más allá de las meras (aunque importantes) cuestiones financieras y de negocio y que tiene que ver con la responsabilidad para con la sociedad y el medioambiente. Datos que permiten a sus gestores ver con claridad y tener la imagen completa de una compañía a la hora de invertir en ella. Por ejemplo, afirma: "Nosotros pudimos ver venir el desastre de BP y no teníamos exposición a ella".
Pero, más allá de no invertir en corporaciones que no respeten estos principios sociales y ambientales, de excluirlas de sus carteras, tratan de animarlas a cambiar, pues consideran que la desinversión es, en última instancia, la aceptación pasiva de estándares que no son óptimos y significa perder la oportunidad y dejar de lado la responsabilidad de influir en ellas. Con todo, están completamente fuera de su radar aquellos grupos involucrados en la producción de armas nucleares, así como las materias primas agrarias y el carbón.
Limitar el universo de inversión a estas compañías éticas no reduce la rentabilidad. "Eso es completamente incorrecto", afirma Beslik, y es así "porque los retornos dependen del gestor, de la cartera… hay muchas cuestiones relacionadas con la rentabilidad esperada que no se limitan a elegir una empresa u otra". En este sentido, señala que las empresas en las que invierten además de ofrecer buenos retornos, tienen en cuenta los riesgos y ofrecen soluciones a los problemas de la sociedad.
España: filantropía frente a responsabilidad social corporativa
Tradicionalmente, señala este estratega, "las empresas españolas consideran que la filantropía es igual que la responsabilidad social corporativa" y una cosa no tiene nada que ver con la otra. Y es que, la responsabilidad social corporativa trata sobre "identificar los principales riesgos en las operaciones y hacerles frente de la forma más eficiente posible". Si bien, reconoce que cada vez más las compañías están haciendo la transición desde una idea a otra.
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