Se cumple un año desde que la cotización del petróleo comenzó su caída, pero el descenso en materias primas se inició antes, abandonando los precios altos del "superciclo" que ha vivido. Los países de la región están expuestos a los precios de las commodities al ser economía con un fuerte componente exportador. Pero no todos […]
Dirigentes Digital
| 10 ago 2015
Se cumple un año desde que la cotización del petróleo comenzó su caída, pero el descenso en materias primas se inició antes, abandonando los precios altos del "superciclo" que ha vivido. Los países de la región están expuestos a los precios de las commodities al ser economía con un fuerte componente exportador. Pero no todos los países Latinoamericanos exportan los mismos productos y los efectos son distintos. Brasil, Chile y Perú fueron los primeros en notar la caída en sus balanzas comerciales. Pero la caída del petróleo arrastró a todos los demás. Sin embargo, benefició a otros como Chile y Perú más centrados en metales y claramente exportadores de petróleo.
En términos generales, según un reciente informe del FMI los términos de intercambio de varios países de la región todavía evolucionarán sustancialmente por debajo del período entre 2011 y 2014. "El efecto sobre los ingresos fiscales depende no solo del tamaño del sector de las materias primas, sino también de otros factores difíciles de cuantificar a priori (como el grado de flexibilidad cambiaria, la estructura propietaria del sector y el régimen impositivo específico utilizado para gravar las rentas de los recursos naturales)", explican los economistas del organismo.
Los efectos son significativos en Chile, Perú, México y particularmente grandes en Bolivia y Ecuador. En estos últimos, encontramos que un shock estándar acarrea una caída en los ingresos fiscales de 0,8 puntos porcentuales del PIB.
Los expertos sugieren que algunos países enfrentarán caídas pronunciadas y duraderas de sus ingresos fiscales, lo que requerirá cierta contención fiscal. "A algunos países, como Chile, Colombia y Perú, esta situación los encuentra con suficiente espacio fiscal, por lo que podrán suavizar el ajuste necesario, por ejemplo, preservando la inversión en infraestructura; otros, en cambio, no tienen margen de maniobra, por lo que no tendrán más remedio que contener sus déficits en forma rápida y lamentablemente . Es decir, se enfrentarán a fuertes y duros recortes del gasto.
