Alternativas para enfrentarse a la gestión pasiva

"La cuota de mercado de los ETFs en EEUU es de un 15%, pero creemos que podrían alcanzar entre el 40% y el 60% en los próximos 10 años". Son palabras que los analistas de Credit Suisse remitían la pasada semana en una nota a clientes, sumándose a las perspectivas de que la gestión pasiva seguirá ganando terreno en los próximos años.

Los datos del Investment Company Institute (ICI) lo dejan claro. En abril, los activos combinados de los ETFs listados en EEUU superaron los 2,2 billones de dólares. Una buena noticia para la industria de gestión de activos, pero menos positiva para los gestores que defienden las estrategias activas. Y para las firmas en las que trabajan, que observan la amenaza de la caída de ingresos ante activos que migran desde los fondos de inversión, tradicionalmente más caros, hacia los productos low cost como los ETFs.

Ante este panorama, las gestoras han comenzado a mover ficha y en los últimos meses se han reproducido los movimientos corporativos de las entidades para ganar músculo en la industria de gestión pasiva.

Para los analistas de Credit Suisse, las gestoras deben evolucionar para defenderse de esta tendencia. Entre otros puntos, destacaban la creación de nuevos productos como los llamados Nontransparent ETFs. Se trata de productos híbridos entre los fondos de gestión activa y los ETFs, pero que, a diferencia de estos, solo revelan sus activos sobre una base trimestral.

La diferencia principal entre un ETF y un fondo de inversión tradicional es cómo los inversores compran y venden sus acciones. Mientras que en un fondo tradicional los inversores compran sus participaciones a una entidad gestora y se las revenden cuando quieren reemborsarlas, en un ETF los inversores deben comprar y vender sus acciones en un mercado bursátil, de la misma forma que lo harían si quisieran comprar o vender acciones de una compañía.

Según indican desde Morningstar, los inversores no deben centrarse solo en las comisiones a la hora de elegir entre un fondo de inversión y un producto cotizado. Explican que debido a que los ETFs no tienen que gestionar centenares de cuentas de clientes ni centros de call centers tienen menores costes administrativos, lo que se traduce en menores ratios de gastos totales. Pero deberá pagar comisiones de bróker a la hora de comprar y vender acciones, y los costes de operar rápidamente (o incluso de forma ocasional) puede más que compensar la ventaja inicial de un menor ratio de gastos por parte del ETF. Por estos motivos, los ETFs serán los productos más eficientes a nivel de costes para aquellos que pagan pocas comisiones de brokeraje, que invierten de golpe una gran cantidad de dinero y mantienen la inversión durante un largo periodo de tiempo. Para los demás, un fondo cotizado puede no tener tanta ventaja de coste frente a un fondo índice tradicional.
 

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