Lo ha dicho el Fondo Monetario Internacional (FMI), el propio Banco Central Europeo (BCE) y, más recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), tanto en la Zona Euro, como en resto de países, el crecimiento es demasiado bajo, la recuperación se ha tildado hasta de "mediocre" y hacen falta más reformas…
Y las previsiones tampoco son para "tirar cohetes", pues, más allá de los factores económicos, nos encontramos con lastres demográficos (envejecimiento y disminución de la población) y políticos, ante la delicada situación de Grecia (y su posible salida del euro) y las dudas en torno a qué pasará con Reino Unido y su pertenencia a la Unión Europea (UE).
Pocas certezas y muchas dudas en el Viejo Continente, la confianza del inversor, no obstante, parece no flaquear por el momento, pero, en este ambiente de bajos tipos de interés e incertidumbre, no debería extrañaros que los participantes del mercado, conscientes de un posible regreso de la volatilidad, prefieran centrarse en los valores de dividendo, de "baja volatilidad, con un menor riesgo y flujos de caja más estables".
¿Cómo se comportan estas compañías en un ambiente de rentabilidades reducidas, o incluso muy reducidas, en los bonos? Es la pregunta que se plantea Pim van Vliet, gestor de carteras senior de Robeco, y para responderla ha analizado, junto a Simon Lansdorp, los datos de Japón entre 1986 y 2011, cuando el nivel medio de los tipos de interés fue de tan sólo el 1,86%.
En su investigación sobre el comportamiento de la renta variable nipona, este experto comparó el rendimiento de tres estrategias: un enfoque genérico de baja volatilidad, otro de baja volatilidad mejorado (que se asemeja a la estrategia conservadora, e incluye factores de impulso y de valoración para aumentar los retornos) y un índice ponderado de capitalización de mercado.
Así, encontró que las dos primeras estrategias "ofrecen protección contra los periodos de bajas rentabilidades en renta variable que se producen durante los periodos con reducidos retornos en los bonos (…) Por otra parte, el enfoque de baja volatilidad mejorado cosechó mayores ganancias que el genérico, como también sucede en los momentos de repunte en la yield de la deuda". En concreto, el índice ponderado de capitalización de mercado arrojó pérdidas del 2,3%, mientras que el enfoque genérico supuso retornos del 2,3% y el mejorado del 5,6%.
Explica van Vliet que "una situación de bajos tipos de deuda se traduce un reducidos tipos de descuento, lo que empuja al alza los precios de la renta variable. Además, es señal de un crecimiento y una inflación reducidos y, por tanto, menores repuntes en los flujos de caja de las empresas. Los valores de ‘baja volatilidad’ tienden a tener las mayores rentabilidades por dividendo (1%-2%) y menores tipos de descuento (de -1% a -2%). Esto significa que una acción media podría tener un 4% más de crecimiento estructural que una de ‘baja volatilidad’, lo que en el largo plazo no parece ser el caso".
Con todo, concluye que no es posible proyectar plenamente la experiencia de Japón en Europa, ya que existen multitud de diferencias. Sin embargo, la historia puede ser tomada como indicador a la hora de ver el comportamiento de ciertas estrategias de inversión en situaciones cuanto menos similares. "Una estrategia de ‘baja volatilidad’ majorada podría ser prudente en el actual entorno económico y ante los vigentes riesgos geopolíticos", afirma.
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