Un número cada vez mayor de empresas israelíes que operaban en territorio ocupado palestino han trasladado su sede a Israel, según la ong Gush Shalom, que indica que entre un 20 y un 30% de las firmas que operaban en Cisjordania hace dos décadas no están ya en ese territorio. El informe señala que algunas […]
Dirigentes Digital
| 28 mar 2016
Un número cada vez mayor de empresas israelíes que operaban en territorio ocupado palestino han trasladado su sede a Israel, según la ong Gush Shalom, que indica que entre un 20 y un 30% de las firmas que operaban en Cisjordania hace dos décadas no están ya en ese territorio.
El informe señala que algunas lo abandonaron al estallar la Intifada de Al Aksa en 2000 pero en los últimos años la salida se está produciendo en aparente respuesta al boicot internacional alentado por el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que comenzó en 2005. Se trata en este último caso de empresas con gran proyección internacional, como la de cosméticos Ahava o la de bebidas gaseosas caseras Sodastream, que lo han abandonado en el último año.
Según el portavoz de la organización, Adam Keller, algunas han cerrado completamente y otras se han reubicado sin llamar la atención. "Es una estimación grosso modo, y decididamente hay otros negocios que han echado raíces en ese lugar, pero en los casos de compañías grandes que exportan, la tendencia es muy clara: ha habido un descenso pronunciado", añade.
Entre estas últimas están la textil Delta Galil, la fabricante de té Adanim, la de cosméticos Intercosma, la de mobiliario infantil Ikoo, o incluso la farmacéutica Teva, que ha trasladado su laboratorio biológico de la zona de Atarot, en Jerusalén este, a la ciudad de Beit Shemesh.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU acaba de aprobar una resolución para que se elabore una "lista negra" de empresas israelíes que operan en los territorios ocupados y que se han beneficiado del crecimiento de los asentamientos israelíes, ilegales según el derecho internacional.
Un decisión que ha sido duramente criticada por el gobierno israelí que, junto a EEUU, intentó impedir la resolución con el apoyo de los países europeos. Sin embargo, la resolución fue aprobada por 32 votos a favor y 15 abstenciones. La decisión de identificar a las empresas en una lista negra se tomó durante el debate del artículo 7 de la agenda del Consejo, un artículo invocado a menudo para condenar a Israel.