Según el estudio de American Economic Review elaborado por Alan S. Blinder y Mark W., la historia demuestra que los mandatos demócratas han sido históricamente mejores para la economía estadounidense. En ello influye también el hecho de que, cuando la economía va bien, el partido en el poder sale reforzado. "Casi independientemente de que parámetro […]
Dirigentes Digital
| 09 jun 2016
Según el estudio de American Economic Review elaborado por Alan S. Blinder y Mark W., la historia demuestra que los mandatos demócratas han sido históricamente mejores para la economía estadounidense. En ello influye también el hecho de que, cuando la economía va bien, el partido en el poder sale reforzado. "Casi independientemente de que parámetro se utilice para medir, la economía de Estados Unidos ha obtenido mejores resultados cuando el presidente es un demócrata en lugar de un republicano.
En muchos datos, incluido el PIB real (en el que se centra este estudio), la diferencia es grande y significativa. Tan grande que, de hecho, resta credulidad dada la poca influencia que la mayoría de los economistas atribuyen al presidente de los Estados Unidos", asegura el documento.
Si observamos el gráfico vemos como, desde Truman hasta Obama las legislaturas demócratas registran mejores datos de PIB, destacando el primer mandato de John Kennedy respecto al último de Eisenhower cuando la economía pasó de crecer a un ritmo del 2% a casi el 6% durante la etapa de Kennedy.
De media los mandatos demócratas registran un aumento del PIB superior al 4% mientras que los republicanos entorno al 2,5%. "Es probable que a los demócratas les guste decir que la diferencia se debe a la puesta en marcha de mejores políticas fiscales o monetarias, pero no hay nada en nuestro estudio que demuestre que esto es así", recogen los autores en sus conclusiones.
Según los economistas, las crisis del petróleo, los shocks de productividad, los gastos en defensa, el crecimiento económico internacional, o las expectativas del consumidor explican de manera conjunta el 70% de la brecha partidista. "Algunos, tal vez incluso todos estos parámetros pueden ser considerados mezclas de buenas políticas y buena suerte", concluyen.