Pagarés, mala práctica en la comercialización de ciertos productos financieros, especulación o falta de transparencia. Empresas que se han saltado a la torera todas las normas que rigen el buen funcionamiento de los mercados y que han dañado seriamente la credibilidad de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), además del bolsillo de numerosos inversores, especialmente los minoristas.
El papel del organismo regulador ha sido duramente cuestionado en los últimos años por su escasa capacidad para prevenir maremotos de la talla de Nueva Rumasa o las preferentes. El caso de la empresa Gowex fue el último en hacer saltar las alarmas, a pesar de que la CNMV no tiene competencia directa sobre el MAB, siendo BME quien regula este mercado. Dos meses después de saltar a la luz, aún no han encontrado a nadie que pague los platos rotos.
En una reciente comparecencia, la presidenta del organismo, Elvira Rodríguez, reconocía que "se nota la ausencia de algunas competencias funcionales y organizativas que serían necesarias para poder cumplir" con sus responsabilidades. Entre ellas, la falta de personal que desde hace años sirve de excusa a la institución para defenderse de las críticas por su escasa capacidad previsora.
Problemas en el paraíso
Pese a los profundos cambios en los mercados en los últimos años de crisis, la situación organizativa de la CNMV no ha variado sustancialmente. Pero eso no es solo culpa de la normativa. "Si es un problema de personal o falta de competencias, ¿por qué no lo han solucionado ya? ¿no han pasado bastantes cosas en los últimos años para poner en marcha todas estas medidas?", señalan fuentes financieras.
Según el último Informe Anual del organismo, a finales de 2013 la CNMV contaba con una plantilla de 421 empleados, lo que supone un descenso de seis personas respecto al año anterior. Durante el ejercicio se produjeron 19 altas y 25 bajas. Y podrían llegar más. La propia Rodríguez ha reconocido que "el 40% de técnicos entraron hace cinco años con una alta formación, y en este periodo han tenido el salario congelado. Tememos que cuando el sector financiero deje de estar deprimido pesquen entre nuestro personal".
Aún así, y según se desprende del Informe Anual, el supervisor también gana dinero tradicionalmente. Aquel año, la institución obtuvo unos ingresos totales de 50 millones de euros e incurrió en unos gastos de 45,9 millones, con lo que el excedente del ejercicio fue de 4,1 mi¬llones de euros. En 2012, las ganancias fueron de 7,4 millones y el anterior el beneficio neto alcanzó los 21 millones de euros.
Los gastos de personal representan actualmente el 65,1% del total de gastos ordinarios, y el pasado año aumentaron un 6,2%, a pesar de una disminución de la plantilla media del 1,4% (por el abono de la paga extra en diciembre, que el año anterior había sido suspendida).
¿Conflictos internos?
En uno de los actos celebrados este año con motivo de sus Bodas de Plata, uno de los expresidentes más mediáticos de la institución, Manuel Conthe, ya apuntaba a problemas más profundos en las tripas de la CNMV, más allá de la falta de personal. "En ocasiones, la vicepresidencia no ha funcionado por tensiones internas en el consejo". Aunque de una manera formal quiso aclarar que "ahora hay una colaboración pacífica".
Conthe hizo alusión también a las dificultades para mantener la independecia que se espera de una institución de este tipo en años pasados. "El Gobierno de turno iba invadiendo el consejo", aseguró.
Manuel Conthe estuvo al frente de la CNMV entre 2004 y 2007. A él le siguió Julio Segura quien, por cierto, autorizó la emisión de preferentes entre los pequeños ahorradores. Entonces no había la facultad de prohibir, pero sí de advertir a los inversores. Todos los cabezas visibles del organismo llevan años solicitando mayor autonomía y capacidad supervisora al Gobierno. Pero las reformas no acaba de llegar. Aún así, "no todo lo deben apostar a los cambios que realice el Gobierno. La autocrítica es básica para caminar hacia adelante", explican desde una gestora internacional ubicada en España.
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