Janet Yellen no acudirá al encuentro, pero sí lo hará su vicepresidente, Stanley Fischer, cuya comparecencia (que no se producirá hasta el fin de semana) es el "comodín clave" en opinión de los expertos de Citi. Si se muestra preocupado por las presiones bajistas transitorias (precios de la energía a la baja y apreciación del dólar), afirman, sus temores "sugerirían una menor confianza en alcanzar la meta de inflación del 2% a medio plazo" y esto sería "un gran evento".
De momento, William Dudley, presidente de la Fed de Nueva York, ha señalado este miércoles que la subida de tipos en septiembre "es ahora menos convincente", pues "la tensión en los mercados internacionales podría afectar a las perspectivas del empleo". Al mismo tiempo, ha reconocido que "la inestabilidad supone riesgos a la baja para economía norteamericana", siendo la caída del crudo también "una amenaza".
Mientras que el presidente de la Fed de Atlanta, Dennis Lockhart, se inclinaba por la posibilidad de una subida "antes de final de año". Hace apenas un par de meses parecía claro que la autoridad monetaria estadounidense iba a llevar a cabo el primer incremento del precio del dinero desde 2006 el mes que viene; añadiendo otro repunte para diciembre. Ahora, tras Grecia, China, el derrumbe de las materias primas… (todas crisis aún sin resolver del todo) ya no está nada claro.
Ahora, los futuros sobre fondos federales otorgan una probabilidad inferior al 30% a la subida de tipos de septiembre, muy por debajo del 50% de hace apenas una semana. Los economistas apuestan por una posibilidad del 60% para el repunte el mes que viene, según la última encuesta de Reuters, eso sí de mediados de agosto; y del 85% para antes de que acabe el ejercicio.
Sin embargo, los acontecimientos recientes llevan a muchos a coincidir con la postura de los expertos de Renta 4: "De mantenerse la incertidumbre actual es previsible un retraso en la subida de tipos de la Fed, de septiembre a diciembre", afirman.
Opiniones hay para todos los gustos, pues mientras hay analistas que sitúan el incremento del precio del dinero en diciembre, otros prefieren posponer el movimiento incluso hasta el año que viene, mientras que hay hasta quien habla de octubre (reunión tras la cual no hay rueda de prensa), pues septiembre sería demasiado pronto, pero diciembre demasiado tarde.
"Probablemente la presidenta de la Fed no sabe realmente si subirán sus tipos de interés en septiembre. Depende de… todo. Así, de los datos de PIB (revisión) del segundo trimestre y del PCE de esta semana; de los datos de empleo de agosto; de la evolución de los mercados hasta entonces; dependerá, digan lo que digan, del contexto internacional. Sí, todo es confuso en estos momentos (…) nada es muy fiable en un entorno donde el ánimo de inversores y analistas cambia de día a día", declara contundente el estratega de Citi en España, José Luis Martínez Campuzano.
Con todo, hay quien "se mantiene en sus trece". Por ejemplo, "contra viento y marea", los analistas de Capital Economics reiteran una y otra vez que no hay señales importantes de pérdida importante de momentum en la economía estadounidense, mientras que el de China no va a colapsar, ni tampoco se repetirá una crisis en los emergentes como la de finales de los 90.
"Obviamente, la Fed no va a ignorar lo que está sucediendo en los mercados financieros. Pero a menos que la ‘tormenta’ actual perdure en el tiempo, algo que dudamos, la mejora de las condiciones del mercado laboral en los últimos años sugiere que ha llegado el momento de comenzar a normalizar la política. Por otra parte, cualquier presión deflaciones adicional derivada de la fortaleza del dólar y los bajos precios de las materias primas será vista por la autoridad monetaria como transitoria", afirman.
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