En este entorno de volatilidad, los gestores empiezan a apostar con fuerza por alternativas que consigan amoldarse a la actual situación económica. Desde Gesconsult apuestan por los bonos ligados a la inflación, recordando que la proyección de la Comisión Europea indica que el coste de la vida se situará alrededor del 1,5% en 2016, algo que refuerza la idea de que "es un buen momento para comprar inflación, más aún cuando estos bonos también han sufrido una importante corrección en los últimos días". En su fondo Gesconsult Corto Plazo, los cupones flotantes copan actualmente un 42,45% en la distribución de la cartera.
En su último informe de estrategia, los expertos de Andbank se manifiestan en el mismo sentido. "Los bonos flotantes antes las expectativas de subidas de tipos en EEUU, los bonos ligados a la inflación para anticipar posibles repuntes en precios, se convierten en alternativas interesantes para los inversores tradicionales en el mundo de la renta fija", explican los expertos, que centran esta apuesta en dos propósitos: la búsqueda de alternativas diferentes en las fuentes de rentabilidad y la diversificación en la exposición a los activos de renta fija tradicionales.
Con todo ello, desde la firma apuntan a que el inversor debe entender el funcionamiento de los bonos ligados a la inflación y su motivación. "La inflación es generalmente el mayor enemigo de un inversor en renta fija, por lo que los bonos ligados a la inflación son una solución natural, sobre todo utilizado por aseguradoras cuyas inversiones son a muy largo plazo para mitigar la pérdida de poder adquisitivo", aseguran.
Los expertos consideran que dado que los cupones y el principal están indexados a la evolución de los precios al consumo, y como suelen ser emitidos por países estables y solventes, los bonos ligados a la inflación están avalados por una trayectoria demostrable como protección eficaz y poco volátil contra las alzas de los precios.
"También muestran una correlación negativa con los activos de riesgo, lo que resulta especialmente útil para diversificar una cartera, si bien el principal riesgo está en la duración, ya que suelen ser activos con duraciones muy largas y este hecho en el actual contexto puede ser un contra", advierten.
Esta temática de inversión está empezando a ser usada por muchos gestores flexibles de fondos mixtos y de renta fija flexible. Y un ejemplo que ponen desde Andbank es la gestión del Fidelity Global Inflation Linked, cuyo objetivo es proteger los retornos en entornos de subidas de tipos de interés.
Se trata de un producto flexible en cuanto a la duración, con una media que rona los 5-6 años, "si bien tiene libertad para reducir duraciones hasta los 2,5 años para reducir la sensibilidad de la cartera", explican.
Con una posición diversificada entre 100 y 150 activos, los expertos recuerdan que entre el 80% y el 90% de esa cartera está centrada en bonos ligados a la inflación, si bien pueden complementarla con bonos privados de sectores defensivos como el de telecomunicaciones.
El fondo de Fidelity cuenta actualmente con un rating medio A y una duración de 4,84 años. "La inclusión de este tipo de fondos (inflación y bonos flotantes) solamente es apta para inversores con carteras relativamente amplias y con un peso alto en activos tradicionales de renta fija con el objetivo de obtener carteras más diversificadas y empezar a posicionarse de cara al futuro a nuevas fuentes de rentabilidad", explican.
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