Los precios de la gasolina y del gasóleo han registrado un incremento de hasta el 1,7% en la última semana y acumulan subidas del 12,6% desde mediados de enero. Estos incrementos hacen que las bajadas experimentadas por ambos carburantes desde mediados del año pasado, de más del 20%, se hayan reducido a cerca de la […]
Dirigentes Digital
| 13 mar 2015
Los precios de la gasolina y del gasóleo han registrado un incremento de hasta el 1,7% en la última semana y acumulan subidas del 12,6% desde mediados de enero. Estos incrementos hacen que las bajadas experimentadas por ambos carburantes desde mediados del año pasado, de más del 20%, se hayan reducido a cerca de la mitad.
Además estas subidas han tenido un efecto inmediato de cara al consumidor. Mientras en noviembre del año pasado se podía llenar el depósito de un coche a 99 céntimos por litro, ahora, la gasolina está a más de 1,20 el litro.
La caída del petróleo a mínimos de cuatro años que se dio el pasado año fue una buena noticia para la economía, teniendo en cuenta que España es un país meramente importador de energía. Y debió serlo también para los conductores. Sin embargo, el descenso de más de un 30% desde máximos de junio del Brent, el tipo de crudo referencia en Europa, no se trasladó con la misma velocidad a las carreteras. En el mismo periodo, la gasolina sólo bajo de media un 7,6% y el gasóleo, un 6%, según el observatorio de precios del Eurostat. ¿Por qué no llega con toda su intensidad la caída del crudo a las gasolineras pero sí las subidas? Las empresas productoras justifican que el petróleo, como materia prima, es responsable de menos del 40% del precio del carburante. Antes de convertirse en gasolina, el crudo recorre una larga cadena en la que todos los eslabones se quedan un margen de beneficio. Extracción, refinado, transporte, comercialización al por mayor, venta en las gasolineras… Además, los impuestos suponen el 46% del precio final. Estas compañías han señalado además, que adquieren el petróleo en el mercado para tenerlo provisionado, lo que explicaría el retraso en las bajadas.
Esta explicación que no ha convencido del todo a consumidores y tampoco a los organismos relacionados. La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) fue la encargada de desmontar esta teoría de la fuerte carga impositiva, demostrando que el precio medio de venta de gasolina y gasóleo está por debajo de la media de la Unión Europea, mientras el precio antes de impuestos sitúa a España como quinto país más caro de la región. Según la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), que aglutina a las principales compañías de distribución del país, al precio final hay que añadir también los costes de almacenamiento, comercialización y los márgenes de beneficio, que influyen 14% del precio final del carburante.
Durante los últimos cuatro meses de 2014, coincidiendo con el periodo en que los precios del petróleo más cayeron, Competencia resaltó en todos sus informes esta situación, descrita como efecto "cohete y pluma". Es decir, cuando el precio del petróleo sube, se traslada rápidamente (como un cohete) al mercado, mientras que cuando baja, lo hace muy despacio (como una pluma).
A este ‘efecto’, nada beneficioso para los consumidores y en conjunto, para la economía de un país como España, hay que sumar que en diciembre de 2014 (mes en que los carburantes registraron la mayor bajada desde 2008) los márgenes brutos de los operadores aumentaron un 4%. Aunque estos beneficios volvieron a bajar en enero, el aumento sigue siendo significativo en comparación con los países del entorno de la UE.