Los atentados de París han puesto encima de la mesa la capacidad del Estado Islámico (EI) para atacar a Occidente. Cuesta entender cómo desde una distancia de miles de kilómetros, desde Siria e Irak, el grupo yihadista puede organizar y ejecutar tal masacre. La economista Loretta Napoleoni, experta en terrorismo, en su libro El Fénix […]
Dirigentes Digital
| 16 nov 2015
Los atentados de París han puesto encima de la mesa la capacidad del Estado Islámico (EI) para atacar a Occidente. Cuesta entender cómo desde una distancia de miles de kilómetros, desde Siria e Irak, el grupo yihadista puede organizar y ejecutar tal masacre. La economista Loretta Napoleoni, experta en terrorismo, en su libro El Fénix Islamista. El estado Islámico y el rediseño de Oriente Próximo, ofrece la clave. El Estado Islámico controla vastos territorios de ambos países como un estado independiente donde funciona el contrabando y su propia administración. Como España o Francia, la principal fuente de financiación son los impuestos. Y como cualquier país tiene sus gastos por prestar servicios públicos.
En este sentido un reciente informe de Grupo de Acción Financiera Internacional, FATF por sus siglas en inglés, un organismo internacional que lucha contra el blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, apuntaba que el EI tenía necesitaba 10 millones de dólares al mes para financiar a su estructura militar solo en salarios. La entidad detallaba distintos mecanismos del grupo yihadista para obtener recursos.
Tal como señalaba Napoleoni, buena parte de sus ingresos provienen de impuestos y tasas. Desde finales de 2014, cuando el EI irrumpió en Irak uno de sus objetivos fue el sistema financiero. Primero con la confiscación del dinero público de los bancos estatales, pero después impusieron tasas por la retirada de efectivo en sus territorios. Un ejemplo es Mosul donde existe un impuesto del 5%. FATF calcula que en un año han registrado ingresos de 500 millones de dólares.
El EI ha creado todo tipo de tributos en los territorios de Irak y Siria con multas de tráfico, tasas de inscripción en los colegios, alquiler de casas incautadas, tarifas de telefonía, impuesto de recogida de basura, licencias para la excavación de antigüedades. En Mosul, cada hogar tiene que pagar 1,75 dólares al mes en servicios de limpieza y cada negocio, 4,40 dólares.
El otro pilar básico para el EI es el mercado negro del petróleo. Los yihadistas se han asentado en regiones estratégicas para la extracción de crudo. El Financial Times calcula que la producción de los territorios ocupados oscila entre 34.000 y 40.000 barriles al día, lo que supone ingresos de 1,5 millones de dólares al día. Según FATF, los terroristas venden el barril de petróleo entre 20 y 35 dólares el barril dentro de sus fronteras y territorios vecinos. Incluso advierten que son proveedores a propio Gobierno de Irak y al régimen de Al Asad.
FATF cita a trabajos del parlamento iraquí para explicar cómo se instauraron en el país. El Estado Islámico consiguió sus primeros fondos gracias a la protección, al más puro estilo mafioso. Los dueños de las farmacias de Mosul pagaban entre 100 y 200 dólares o los constructores entre el 5 y el 10% de las obras. Los yihadistas generaron unos 11 millones de dólares a través de la extorsión.
El EI no rechaza recurrir a la delincuencia, contrabando, secuestros o incluso a la trata de seres humanos para aumentar sus capacidades económicas. Los servicios de inteligencia estadounidenses estiman que los secuestros reportaron el año pasado 25 millones de dólares a las arcas del grupo terrorista. La venta de objetos arqueológicos en el mercado negro también ha reportado varios millones de dólares a las arcas del yihadismo.
Tal es el desarrollo económico del EI que ha comenzado a acuñar su propia moneda, el dinar islámico, con tres monedas el dinar de oro, el dirham de plata y el fulus de cobre, que puede utilizarse en territorio ocupados por los yihadistas.