"Estamos en guerra". Bajo esa premisa el primer ministro francés, Manuel Valls, ha pedido a los diputados de la Asamblea Nacional que apoyen la prolongación del estado de emergencia, seis días después de los atentados de París y el resto de medidas que supondrán una modificación de la constitución para salvaguardar la seguridad de Francia.
El país sigue en shock después de la
operación antiterrorista que se desarrolló ayer en Saint-Denis para capturar a uno de los cerebros de los atentados del pasado viernes,
Abdelhamid Abaaoud. La intervención policial se saldó con siete detenidos y dos terroristas muertos, pero sin rastro de los principales sospechosos. Lo que si descubrió las fuerzas de seguridad es que se trataba de otra célula independiente que estaba preparando otro atentado inminente en el barrio financiero de la capital francesa.
Bajo el temor a nuevos atentados, Valls ha elevado el nivel de preocupación al desvelar que teme que se produzcan más ataques con armas químicas o bacteriológicas. "Estamos en guerra. Y no el tipo de guerra a la que trágicamente la Historia nos ha acostumbrado. No, una guerra nueva, externa e interna, en la que el terror es el primer objetivo y la primera arma", ha subrayado.
El número uno del Ejecutivo galo ha reclamado la rápida adopción del fichero europeo de pasajeros aéreos, entre las medidas que defiende aplicar. Presentó tras los atentados una propuesta para ampliar el estado de emergencia durante tres meses más. La iniciativa pasará al senado el viernes. "El terrorismo golpeó Francia, no por lo que está haciendo en Irak y Siria (…) sino por lo que es", ha resaltado Valls.
"Es una guerra en la que el frente de combate se desplaza constantemente y está en el corazón de nuestra vida cotidiana", ha añadido Valls, que la describe como "una guerra planificada y llevada a cabo por un ejército de criminales".