Tras el fallecimiento en un accidente de helicóptero del anterior candidato por el Partido Socialista Brasileño (PSB), Eduardo Campos, situado tercero en la lucha electoral por detrás de Rousseff y del candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, Silva se erigió como la gran novedad para los comicios y sobre todo como […]
Dirigentes Digital
| 24 sep 2014
Tras el fallecimiento en un accidente de helicóptero del anterior candidato por el Partido Socialista Brasileño (PSB), Eduardo Campos, situado tercero en la lucha electoral por detrás de Rousseff y del candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, Silva se erigió como la gran novedad para los comicios y sobre todo como la gran amenaza para el gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
Así, desde el pasado 20 de agosto en el que Silva recogió el testigo del malogrado Campos, la ex senadora -quien había intentado presentar su candidatura a la presidencia con una formación política diferente al Partido Socialista que no consiguió los avales necesarios- había sido la designada por las encuestas como favorita para llegar a la presidencia.
Hasta el último sondeo de la influyente encuestadora Datafolha, en una hipotética segunda ronda de votaciones que enfrentara a Rousseff y a Silva, la socialista (fuertemente apoyada por la Iglesia Evangélica, de la que es una activa feligresa) saldría victoriosa por apenas varios puntos de ventaja.
Parecía que semana a semana Silva conseguía rascar aún más en la confianza de los votantes del PT, partido con el que también fue ministra en el gobierno del ex presidente Lula da Silva, hasta que el efecto sorpresa ha dejado de hacer mella en la candidatura de Rousseff, que pega una bocanada de oxígeno a menos de dos semanas de los comicios.
La mencionada encuesta refleja la discreta subida de Rousseff en un solo punto porcentual (del 36% al 37%) alentada además por la bajada de Silva en los sondeos de intención de voto, que pasaron del 33% al 30% de los mismos.
Se trata de la primera vez que Rousseff consigue aumentar su ventaja desde que Silva fuera nombrada candidata en la segunda quincena de agosto.
En tercer lugar, confirmando su tendencia a la alta, se encuentra el candidato de la socialdemocracia y ex gobernador de Minas Gerais, Aécio Neves, relacionado además con varios escándalos de tráfico de drogas, que aglutina entre el 15% y el 17% de la intención de votos.
Silva, la favorita del mercado y de los inversores sin tener un programa político muy claro, se encuentra ahora con un nuevo escenario electoral, en el que los brasileños parecen haber dado un resquicio de confianza a Rousseff y han vuelto a ver a Néves como una buena alternativa a la actual mandataria, acosada por varios casos de corrupción, el fracaso mundialista -termómetro social en Brasil- y la interrupción del crecimiento económico.
El próximo 5 de octubre, el gigante sudamericano se enfrenta a su propio futuro, marcado por la incertidumbre económica y la forma en que el próximo presidente gestionará la cercanía de las arcas públicas a la recesión.