Después de la segunda contracción consecutiva de la economía nacional en el segundo trimestre de 2014, que colocó a Brasil en recesión técnica, el ejecutivo brasileño se vio obligado a anunciar medidas contundentes para que las arcas públicas acaben el presente año -electoral- en números positivos. Cuando el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) […]
Dirigentes Digital
| 29 sep 2014
Después de la segunda contracción consecutiva de la economía nacional en el segundo trimestre de 2014, que colocó a Brasil en recesión técnica, el ejecutivo brasileño se vio obligado a anunciar medidas contundentes para que las arcas públicas acaben el presente año -electoral- en números positivos.
Cuando el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) publicó los datos de crecimiento negativo del PIB, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, aseguró que el rumbo de la política económica sería cambiado por el Gobierno de Dilma Rousseff, quien ya informó de que, en caso de ser reelegida en los próximos comicios del 5 de octubre, Mantega no continuará con la cartera de Hacienda.
Así, la nueva reducción de la previsión de crecimiento del PIB llega en un momento clave para las posibilidades electorales de Rousseff, quien tras un par de meses de perder paulatinamente intención de voto, ha recuperado un poco de fuelle en la lucha directa con la candidata socialista Marina Silva, que según las encuestas podría llegar a la presidencia si alcanza la segunda vuelta.
En un año clave para el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) del también ex mandatario Lula da Silva, Mantega reconoció que la economía brasileña "tiene una situación más difícil" pero que pese a ello estará "siempre en positivo, siempre con algún ahorro" aunque para conseguirlo -añadió- se tendrán que "hacer correcciones de ruta".
Si finalmente la previsión del gigante sudamericano se confirma, el 0,9% de crecimiento del PIB será la cifra más baja desde el dato de 2009, cuando la economía nacional cerró el año con una contracción del 0,33%.
El pasado año, a puertas de acoger uno de los mayores eventos deportivos del mundo, el Mundial de fútbol celebrado este verano en doce ciudades brasileñas, y cuando la economía sentía más los efectos de la crisis internacional, el PIB creció en un 2,5%.
Además de reducir la previsión oficial gubernamental al 0,9% del PIB, que el mercado cifra en el 0,3% y el Banco Central en el 1,6% (aunque también éste revisará este dato en los próximos días), el Ejecutivo de Rousseff espera recibir algo más de 480 millones de euros por dividendos de las empresas estatales.
Asimismo, acudirá al Fondo Soberano (nacido de un superávit de 2008) para rescatar más de 1.100 millones de euros e intentar paliar el decrecimiento económico que podría hacerle acabar el año sumido en la recesión económica.
La próxima semana se darán a conocer los datos económicos del tercer trimestre que marcarán el futuro de las decisiones políticas sobre la economía y las arcas públicas brasileñas y determinará en buena medida la elección de los brasileños en los próximos comicios de octubre.