La parte positiva del asunto es que Enel nunca ha ocultado sus intenciones con Endesa. Y más cuando tomó control justo antes de que estallara la crisis financiera y la dejara como la eléctrica más endeuda de Europa. Desde entonces las maniobras de la italiana han estado encaminada a sacar el máximo beneficio de su inversión, dejando a Endesa en una milésima parte de lo que fue.
La última operación anunciada sigue esta línea. Enel comprará todos los activos de Endesa en América Latina, que están integrados en la chilena Enersis, por 8.253 millones. Un precio bastante razonable, según fuentes del mercado, pero contempla que la eléctrica española repartirá la totalidad de sus ingresos entre sus
accionistas, que se traducen en un dividendo histórico de 7,795 euros. Gran parte del monto volverán a las arcas de Enel al tener el 92% del capital de Endesa.
En números gordos, supone despojar a Endesa de un tercio de sus activos, además de ser los de mayor potencial de crecimiento, a cierre del primer semestre representó el 30% de los ingresos y aportó un 25% al beneficio neto de la compañía, y condenar a la compañía a un mercado maduro con escaso margen de beneficio como es el de España y Portugal, que además está castigado por regulatorios que impactan directamente en los resultados de la eléctrica. Y todo ello a coste prácticamente cero.
El objetivo de la italiana es la reorganización de su estructura aglutinando sus activos en Enel Energy Europe. Pero la operación puede ir destinada en reducir su abultada que supera los 39.000 millones y que en 2017 vence gran parte de ella. La eléctrica italiana ha anunciado que tras cerrarse la adquisición y cobrar el dividendo planea aumentar la liquidez de Endesa en bolsa con una OPV. Actualmente, solo cotiza el 8% del capital social de la eléctrica española, siendo uno de los títulos más estrechos del mercado entre las grandes cotizadas.
Desde el mercado apuntan que la participación en bolsa podría ascender entre el 30% y el 35%. Para ello, Enel se ha comprometido a dotar a Endesa de un plan de negocio propio focalizado en el mercado ibérico, con una estructura patrimonial y de deuda más eficiente y una política de dividendos sostenible y definida. Hasta ahora la compañía era una de las menos endeudas del sector por el recorte en inversión ordenado desde Roma y la política agresiva de desinversiones que iban destinadas casi en su totalidad al dividendo.
El rumor más establecido alrededor de Endesa es que va a elevar sensiblemente su deuda para poder seguir repartiendo superdividendos. Algunas fuentes, afirman que podría endeudarse de golpe en 7.000 millones para que la retribución alcance cifras brutas de siete euros. Entre los expertos, la operación encajaría perfectamente en la OPV para atraer a un buen número de nuevos inversores. La mayoría señalan que Endesa necesita aumentar su deuda para ganar eficiencia financiera.
Otras fuentes señalan que Enel podría apostar por una estrategia más conservadora, antes de poner en marcha la salida en bolsa, comprando los activos que ha puesto en venta E.On en España y que fueron vendidos en su momento por la propia Endesa. La alemana en los últimos años ha tenido que sufrir fuertes deterioros de su cartera (https://www.dirigentesdigital.com/articulo/economia-y-empresas/215400/precios/derribo/activos/eon/espana.html), por lo que el precio de venta puede ser muy atractivo.