Diez años después, Estados Unidos vuelve a arrastras a sus aliados naturales a una nueva campaña bélica en Irak. Esta vez el enemigo no tiene rostro como Saddam Hussein. Como sucediera con Al Qaeda, el enemigo es casi invisible, organizado en pequeños grupos en cualquier rincón del mundo árabe y mezclado con la población local. Reino Unido se ha embarcado en la causa para hacer frente el avance de los yihadistas del autoproclamado Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés).
El primer ministro, David Cameron, ha enviado la moción Cámara de los Comunes para aprobar el apoyo militar a los bombardeos en Irak. La propuesta solo se ciñe a Irak y no a Siria y está prevista que sea aprobada con el respaldo de los liberales de Nick Clegg y los laboristas. Como la estrategia de Estados Unidos solo ofrecerá apoyo aéreo, sin contemplar el despliegue de tropas militares sobre el terreno.
Los acontecimientos están involucrando cada vez a más países en la ofensiva aliada contra el yihadismo. En la ola de decapitaciones de occidentales, la semana pasada fue asesinado un ciudadano inglés, tras las ejecuciones de los dos periodistas estadounidenses. En los sangrientos actos de propaganda se detectaron que alguno de los ejecutores tenía un fuerte acento inglés.
En territorio occidental aumentan las medidas de seguridad ante las amenaza de IS de atentar contra importantes ciudades. Desde Irak se ha comunicado que existe el riesgo de ataques a redes de transporte público en Nueva York y París. La Casa Blanca intenta mantener la calma declarando que los servicios de inteligencia no han detecto peligro de posibles ataques terroristas.
Ofensiva en Siria e Irak
El ejército de Estados Unidos está comenzando a explicar la evolución de la ofensiva contra IS en Siria e Irak. El portavoz del Pentágono, el contraalmirante John Kirby, ha indicado que las fuerzas aliadas han eliminado doce pozos petroleros en Siria, un objetivo estratégico para bloquear la financiación internacional que consiguen IS a través del mercado negro del crudo. El militar aseguró que pese los avances, el grupo yihadista posee más pozos y la contienda no se terminará a corto plazo. Además, explico que la estrategia en diferente en Irak donde se busca mermar militarmente al enemigo para que el gobierno iraquí vuelva a tomar el control de la situación.
Como en la mayoría de ataques militares de Estados Unidos, la ofensiva yihadista todavía no cuenta con el total apoyo internacional. Rusia ha sido de las naciones que más ha alzado la voz al reseñar que la intervención se está produciendo sin el apoyo de la ONU. Lo cierto es que, aunque Obama está sumando cada vez más aliados a los ataques no hay resolución de por medio, ni si quiera un apoyo explícito de la OTAN.
Cada vez que el presidente de Estados Unidos hace una comparecencia pública se esfuerza en resaltar que "no están solo" y que cazas de países árabes como los Emiratos Árabes, Qatar o Arabia Saudí también están aportando fuerzas militares.
La postura de España
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha tenido un perfil muy discreto, mientras Estados Unidos ha liderado los ataques. España se ha limitado a cumplir con los acuerdos de la OTAN para desplegar 130 unidades en Turquí y una batería de misiles, dentro del marco de protección que tienen firmados los aliados en puntos estratégicos. El ministro de Defensa, Pedró Morenés, el despliegue está desvinculado a la ofensiva de Estados Unidos ya que el objetivo es proteger a la población civil de posibles ataques que lleguen más allá de la frontera sur del país.