El cambio que tanto se ha anunciado ya está aquí. Mauricio Macri ha logrado coger las riendas de un país con graves problemas económicos. Ahora, mientras intenta acordar una transición suave con su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner, el próximo presidente de Argentina ya ha dejado entrever cuáles serán las próximas medidas que adopte. La […]
Dirigentes Digital
| 25 nov 2015
El cambio que tanto se ha anunciado ya está aquí. Mauricio Macri ha logrado coger las riendas de un país con graves problemas económicos. Ahora, mientras intenta acordar una transición suave con su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner, el próximo presidente de Argentina ya ha dejado entrever cuáles serán las próximas medidas que adopte.
La más importante será bajar, paulatinamente, las subvenciones de las que disfrutan ahora los ciudadanos en electricidad, gas o transporte. En concreto, Macri señaló que "las corregiré gradualmente. Mi tarea es cuidar a la gente. Voy a cuidar los subsidios para aquellos que los necesitan. Me comprometí a un sistema de tarifas justo", en declaraciones a ‘Clarín’.
De esta forma, el dirigente también pretende alejar la posibilidad de que Argentina siga los pasos de Brasil o de otras economías de la región. Lo que todavía no está claro es cómo gestionará el problema del país con los fondos buitre. En cambio, sí ha dejado claro que "Argentina tiene que ser un país reconocido unánimemente como cumplidor, previsible y confiable. Y este es un tema pendiente, que lamentablemente el Gobierno trabajó muy mal y ahora hay que terminarlo", según adelanta ‘La Nación’.
Lo cierto es que tiene un arduo trabajo por delante. Pero, a pesar del optimismo del mercado, los expertos alertan de que Macri también puede ser una decepción. El economista José Carlos Díez apunta a que Argentina tiene una inflación elevada, que se suma a un alto déficit exterior y déficit público.
En cambio, el experto compara la situación de Argentina con la española: "lo mismo sucedió con la victoria de Rajoy en 2011 y en 2012: España registró una de las mayores fugas de capitales de la historia mundial que alcanzó el 25% del PIB. También advertí que las reformas están claramente sobrevaloradas. Rajoy reformó el mercado de trabajo como le pedía el BCE y la Troika y los inversores huyeron en manada de España después". Por lo tanto, el futuro de Argentina está lejos de estar asegurado.
Un equipo liberal
Otro de los pasos que ha dado Macri ha sido formar su gobierno. Finalmente se desvela quién llevará las riendas económicas: Alfonso Prat-Gay, ex presidente del Banco Central Argentino entre 2002 y 2004 y ex ejecutivo de JP Morgan. Además, Prat-Gay también trae un cambio bajo el brazo, ya que a partir de ahora, el Ministerio de Economía y Finanzas pasa a llamarse Ministerio de Hacienda Y Finanzas. Junto a Prat-Gay estará Rogelio Frigerio, que ha sido nombrado ministro de Interior y que ya fue viceministro del Gobierno de Carlos Menem.
La herencia en telecomunicaciones
Otra de las novedades que traerá el nuevo Gobierno de Macri afectará al sector de las telecomunicaciones, ya que, tras 12 años de kirchnerismo, este se ha convertido en un entramado de organismos políticos afines al pensamiento K que han interpretado las leyes votadas para el sector como la Ley de Medios y la Ley Argentina Digital.
Ambas han generado polémicas y enfrentamientos entre el poder político, los medios de comunicación y las operadoras de telecomunicaciones. Tanto por el contenido de varios de sus artículos como por la impronta de los organismos nacidos a la luz de ambas normas: la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y Comunicación (Aftic).
Ahora, un grupo de expertos de Cambiemos analiza qué rumbo tomar. Según medios locales, una de las opciones que parece tener más posibilidades es la creación de un Ministerio de Comunicaciones. Quienes apoyan esta medida también proponen disolver la Aftic y volver a la estructura de la vieja Secretaría de Comunicaciones. Además, aconsejan cambiar el nombre de la Afsca para evitar que siga siendo considerada un instrumento de presión política contra grupos periodísticos.
Otros proponen la convergencia hacia una sola ley y un solo ente regulador. Hacia una norma superior, que ampare las medidas que las dos leyes cuestionadas no supieron o quisieron abarcar.