2015 está a la vuelta de la esquina y tanto Google como Apple ya han empezado a probar sus plataformas de música streaming. Su lanzamiento hará de este sector, un lugar mucho más concurrido, con diversidad de agentes y posibilidades para el usuario.
Hace apenas una semanas que saltó la noticia de que Apple tiene previsto incluir un nuevo servicio de música online, Beats Music, en todos sus dispositivos. Al parecer, lo haría en forma de app, preinstalada en el sistema operativo iOS 8.2. Aunque Apple ya tiene un servicio parecido bastante exitoso, iTunes, se ha terminado dado cuenta de que es menos atractivo que un servicio de música streaming.
Aún no hay confirmación oficial por parte de la compañía de Cupertino, pero la noticia no ha sido una sorpresa para el mercado, ya que la compra del fabricante de cascos de audio Beats, por 3.000 millones de dólares (la mayor adquisición de la compañía), dejaba entrever que las pretensiones de Tim Cook iban más allá.
Apple será sin duda un agente importante, pero si alguien es capaz de revolucionar este mercado, es Google. El buscador más famoso del mundo ha llegado a un acuerdo con la plataforma gestora de derechos, que representa miles de sellos discográficos, Merlín, para lanzar su servicio de música streaming, Youtube Music Key.
Al contrario de Beats Music, sobre esta plataforma sí se ha filtrado información. Al parecer, costará 9,99 euros al mes, aproximadamente el precio que tiene Spotify. Además, explotará sinergias con otras ofertas del buscador como Google Play Music y los vídeos de artistas de Youtube.
Mientras tanto, Spotify sigue creciendo en número de usuarios, y ya cuenta con 12,5 millones de suscriptores. La compañía acaba de presentar sus resultados anuales de 2013, en los que se repite el guion de otros años. Pese al crecimiento, en cuanto a rentabilidad, sigue manteniendo su balance en negativo.
El negocio de esta plataforma proviene de las suscripciones, que generan 678 millones de euros, frente a los 68 millones que ingresa por la publicidad. Sin embargo, nueve de cada diez euros que ingresan proceden sólo del 22% de los usuarios que pagan por su servicio. El resto utiliza Spotify en su versión gratuita.
¿Negocio redondo o pozo sin fondo?
El de Spotify es un claro ejemplo de que conseguir beneficios gestionando una plataforma de música streaming es cuanto menos difícil. Los usuarios no están del todo acostumbrados, sobre todo en España, a pagar por un servicio que pueden utilizar sin cargo alguno. Estos clientes no se paran a pensar en las ventajas de los servicios Premium o de pago, simplemente piensan que es lo mismo por cero euros.
Además, la situación financiera de este tipo de servicios no ayuda a incentivar los ingresos, más bien al contrario. Estas empresas dependen directamente de las propias discográficas, que son las que tienen el catálogo de canciones para los usuarios. Tal es la dependencia de las discográficas que, por ejemplo, Spotify está controlada en un 19% por un conglomerado que junta a las más potentes (Universal, EMI, etc). Es decir, la materia prima es de las discográficas.
Los directivos de estas compañías han señalado que solo existen dos maneras de ser rentables. O consiguen una gran cantidad de usuarios, o necesitan que las discográficas rebajen los costes de las licencias, A esto se suma que algunos artistas, como Taylor Swift, han empezado a dudar de los beneficios que les reporta tener su música en plataformas como esta. La cantante estadounidense ha retirado su música de Spotify.
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