Detrás de la etiqueta ‘Made in’ se esconden algunos países de salarios miseros y condiciones paupérrimas. Las grandes marcas del sector textil han ido deslocalizando sus centros de producción hasta llevarlos a los lugares donde les salía más barata la producción. Sin embargo, esta reducción de costes no es gratuita, por lo menos para los […]
Dirigentes Digital
| 27 mar 2015
Detrás de la etiqueta ‘Made in’ se esconden algunos países de salarios miseros y condiciones paupérrimas. Las grandes marcas del sector textil han ido deslocalizando sus centros de producción hasta llevarlos a los lugares donde les salía más barata la producción. Sin embargo, esta reducción de costes no es gratuita, por lo menos para los trabajadores. Jornadas sin descanso, condiciones insalubres o explotación infantil son algunos de los casos que se dan en estos lugares.
La recolección de algodón, la tejeduría y la confección de prendas son las actividades que más incumplen la normativa internacional sobre derechos laborales, que prohíbe la mano de obra infantil y el trabajo forzado, según el último informe publicado por el Departamento de Trabajo del Gobierno de Estados Unidos, Findings on the Worst Forms of Child Labor.
China, India, Bangladesh y Vietnam continúa en la lista negra de la explotación infantil, según el mismo documento. En total son 25 países los que violan los estándares internacionales laborales en la cadena de valor del textil y la confección.
En Asia hay varios países que continúan con esta explotación. De esta forma en China se emplean menores para las industrias del algodón y el textil. Algo que también ocurre en la producción del calzando. En Bangladesh y Vietnam también se producen estas prácticas. Pero no es el único continente en el que se produce esta explotación. El informe estadounidense también pone el foco en países como como Argentina, Brasil, Egipto o Turquía, además de en las ex repúblicas soviéticas, como Azerbaiyán, Kazajistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, así como en países africanos como Benín, Burkina Faso, Mali y Zambia.
Algunas fuentes hablan de que el 70% de los niños explotados en el mundo se encuentran en el sector más primario de la producción, que también suele ser el más duro y el que tiene peores condiciones físicas. Los niños explotados en mundo trabajan en la agricultura, en las fábricas de tejido, en minas, en fábricas de ladrillos o en las canteras. Estos menores sufren las condiciones de un trabajo para el que no están preparados sus cuerpos y menos en las ínfimas condiciones en las que se realizan estas labores.