La crisis ha transformado profundamente los hábitos de vida y compra de la población, dando lugar a un nuevo perfil de consumidor en la sociedad postcrisis. Así lo detecta Mikroscopia 2016, una investigación anual desarrollada por MyWord basada en una macroencuesta de 8.500 entrevistas online que analiza de manera exhaustiva microtendencias y hábitos de vida, […]
Dirigentes Digital
| 17 feb 2016
La crisis ha transformado profundamente los hábitos de vida y compra de la población, dando lugar a un nuevo perfil de consumidor en la sociedad postcrisis. Así lo detecta Mikroscopia 2016, una investigación anual desarrollada por MyWord basada en una macroencuesta de 8.500 entrevistas online que analiza de manera exhaustiva microtendencias y hábitos de vida, consumo y compra.
En un contexto en el que la economía crece al mayor ritmo de los últimos años, la sociedad postcrisis no es la misma que la conocida antes de la recesión. Según se desprende del estudio Mikroscopia 2016, en esta nueva sociedad postcrisis predomina el empobrecimiento, con un 52% de ciudadanos que afirma que la crisis le ha hecho descender de clase social y un 66% que cree que la desigualdad social es uno de los problemas más graves del país.
Los valores sociales también han sufrido un importante cambio tras la crisis. Los ciudadanos son hoy menos materialistas, más solidarios y más empáticos ante el sufrimiento ajeno. Así, el estudio de MyWord ha detectado que, a raíz de la crisis, el 29% de la población afirma dar menos importancia a las cosas materiales; el 18% admite que ahora ayuda a los que lo necesitan; y un amplio 36% confiesa ponerse más en la piel de otras personas.
El ‘consumidor ahogado’, un nuevo perfil que emerge en la sociedad postcrisis
El estudio Mikroscopia, que el año pasado detectó la aparición de un consumidor rebelde que amenazaba con abandonar las grandes marcas, pone en su edición de 2016 el foco en la sociedad postcrisis. Según se desprende del estudio, un 34% de la población compra a día de hoy, y raíz de la crisis, marcas más baratas. Un patrón de comportamiento que define a un nuevo perfil de ‘consumidor ahogado’, que se caracteriza por los siguientes rasgos:
Azotado por la crisis. Este tipo de consumidor ha sufrido especialmente los efectos de la recesión económica. Así, el 68% de los ‘consumidores ahogados’ afirma haber caído de clase social como consecuencia de la crisis, 24 puntos más que el resto de consumidores.
Ahorrar en todo es su premisa. El ‘consumidor ahogado’ busca economizar en todos los productos y servicios.
Con nuevos valores post-crisis. Los valores de este consumidor también han cambiado: la austeridad, la empatía y el espíritu crítico le caracterizan. Un 64% afirma haberse vuelto más austero tras la crisis, 31 puntos porcentuales más que el resto de la muestra; y un 45% se pone más en la piel de otras personas, lo que supone 13 puntos más. Es, además, especialmente crítico con las grandes marcas: un 32% de ellos declara haber sentido rechazo hacia grandes empresas y multinacionales, 14 puntos más que el resto de entrevistados.
Exigente con las empresas. La mayor exigencia hacia las empresas es uno de los rasgos más destacados de este nuevo perfil. Al consumidor ahogado le parece imprescindible que las empresas inviertan parte de sus beneficios en ayuda social y sean transparentes y honestas.
Este perfil de consumidor no sólo busca el ahorro en la adquisición de productos, también en la contratación de servicios. De Mikroscopia se desprende que busca ahorrar también en los gastos del hogar, con un 35% de ‘consumidores ahogados’ que apenas pone la calefacción por no poder hacer frente al gasto, 24% más que el resto de consumidores.
Como explica Belén Barreiro, directora de MyWord, "pese a que la economía española crece al ritmo más alto de los últimos años, con un aumento claro de la satisfacción ciudadana con las condiciones del país y con menos consumidores forzados al ahorro, la crisis ha transformado profundamente nuestra sociedad, como bien refleja el consumidor ahogado. La sociedad postcrisis es dual: en ella convive una sociedad acomodada, confiada y optimista con otra azotada, desconfiada y emocionalmente dañada. Las marcas tienen por delante el reto de atender las demandas de dos Españas muy distintas".