En las cuentas del Estado para 2015, llama la atención que los ingresos por impuestos sean un 5,4% más altos que los actuales hasta alcanzar los 186.111 millones de euros. Esto podría tener sentido si el Gobierno siguiera la línea de los últimos años con el incremento de impuestos como el IVA o el IRPF, […]
Dirigentes Digital
| 01 oct 2014
En las cuentas del Estado para 2015, llama la atención que los ingresos por impuestos sean un 5,4% más altos que los actuales hasta alcanzar los 186.111 millones de euros. Esto podría tener sentido si el Gobierno siguiera la línea de los últimos años con el incremento de impuestos como el IVA o el IRPF, pero el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha repetido hasta la saciedad que precisamente esto no ocurrirá. Montoro ha recordado en varias ocasiones que están elaborados teniendo en cuenta la aplicación de la reforma fiscal que bajará la presión contributiva sobre particulares y empresas. Entre 5.000 y 6.000 millones menos será lo que recaude el Estado por esta reforma fiscal en IRPF e impuestos de sociedades sobre todo, pero a pesar de esto los ingresos tributarios subirán.
En matemáticas, dos más dos nunca dan cinco. Así que este aumento de los ingresos ha llamado la atención de los expertos. Ángel Laborda, director de coyuntura económica de Funcas, explica a DIRIGENTES que considera que los ingresos por impuestos están "sobrestimados". Asegura que a falta de observar al detalle las cuentas y ver si existe algún cambio normativo que explique este fuerte incremento, considera que esta partida está inflada en relación con el crecimiento de las bases imponibles. Laborda añade que las bases imponibles, es decir las cantidades sobre las que se aplicarán los impuestos, crecen alrededor de un 2% o un 2,5%. Frente a esto el crecimiento de los ingresos supera el 5% cuando debería ir en la línea del incremento de las bases imponibles.
Una idea que comparten desde Gestha, el sindicato de técnicos de Hacienda. "La primera valoración que hacemos del presupuesto de ingresos es que existe una sobreestimación", señala Jose María Mollinedo, a DIRIGENTES.
Al observar en detalle el incremento de los impuestos, hay un fuerte repunte en el que el Gobierno parece justificar este crecimiento: el consumo interno. La partida de ingresos relativa al IVA crece un 7% según las estimaciones del ministerio de Montoro. Mollinedo apunta que conseguir este repunte es "complicado".
"No hay que olvidar que es un año electoral", recuerda Laborda al comentar las cuentas del Estado. "Hay mucho peligro que el gasto crezca y se dispare por la cercanía de elecciones", añade.
Francisco de la Torre, economista e Inspector de Hacienda, considera que la previsión de ingresos es "muy optimista". Dentro de las diferentes partidas, hace referencia a un incremento de los ingresos por cotizaciones sociales estimado en el 6,8%. Esto reflejaría una mejora "espectacular" del mercado de trabajo. Además de que los datos del cuadro macro no reflejan una brutal mejora de este entorno laboral (22,9% en 2015 es la previsión del Gobierno), también hay que tener en cuenta que muchos de los nuevos contratos se harán con la tarifa plana de cien euros tramitada por el Gobierno.
¿Qué ocurre si no se cumplen los ingresos?
En unos presupuestos, los ingresos y gastos deben cuadrar; por lo menos si uno no quiere enfrentarse a un déficit mayor de lo esperado. En este sentido, España está presionada desde Europa por conseguir lograr el déficit previsto por lo que si no llega a los ingresos, la única salida posible para que las cuentas cuadren es recortar los gastos. Así, aunque ahora se haya hablado de unas inversiones superiores a los de otros años, la ejecución presupuestaria (es decir el dinero que finalmente se gasta el Estado) puede ser menor.
Desde Gestha señalan que es recorte en la ejecución presupuestaria no es la mejor salida, aunque sí la más fácil de realizar en el corto plazo. En los últimos años, se está viendo que la ejecución presupuestaria termina siendo menor que la presupuestada porque no se puede aumentar tanto el déficit, señala Molledo. La solución debería pasar por un "control de eficacia y eficiencia" y no un control solo formal de si se ha gastado el dinero. De esta forma, explica, se reducirían los casos de fraude como los que se han visto en infraestructuras que no han tenido una traslación a la economía real o casos como el de los ERE de Andalucía.
Por su parte, Laborda apunta que un pequeño desvío en el cumplimiento del déficit tampoco sería tan grave. Sería bueno reducir el déficit para que no se dispare, pero que sin dispararse sea unas décimas más elevado que el previsto tampoco estaría del todo mal porque podría ayudar a crecer a la economía en un momento en el que no hay grandes dificultades de financiación en los mercados internacionales.