Cuando en el seno del Consejo de Administración de Banco Santander se dieron cuenta de que su core capital se situaba en el 9%, un punto por debajo de lo que exigirá Bruselas para superar los test de estrés a partir de 2019, se dieron cuenta de que había que hacer algo. "Mejorar su core […]
Dirigentes Digital
| 15 ene 2015
Cuando en el seno del Consejo de Administración de Banco Santander se dieron cuenta de que su core capital se situaba en el 9%, un punto por debajo de lo que exigirá Bruselas para superar los test de estrés a partir de 2019, se dieron cuenta de que había que hacer algo. "Mejorar su core capital ha sido uno de los principales motivos de la macro ampliación, porque si no quedaban en una mala posición para superar los próximos exámenes de solvencia", comentan a DIRIGENTES fuentes conocedoras de la operación.
Los accionistas minoritarios siguen sorprendidos de la forma en la que se ha llevado a cabo la ampliación. ¿Por qué se realizó de esta forma, que tanto sorprendió al mercado? "El atajo que han querido acometer tiene un precio: la pérdida de confianza de los accionistas en la entidad", dice uno de ellos, haciendo referencia a la disminución del dividendo.
La macro ampliación buscaría una liquidez rápida que el banco necesita desde hace años. Basta recordar las desinversiones que ha realizado Santander: su gestora, su inmobiliaria y hasta la venta de su propia sede, el macro complejo Ciudad de Santander en Boadilla del Monte (Madrid).
Según comentan las mismas fuentes a este medio, el banco habría realizado "inversiones muy arriesgadas", tanto en empresas como en grandes bancos extranjeros. Una política de adquisiciones al límite que le habría pasado factura. "Después de entrar fuerte en Brasil, han tenido que ir saliendo de este mercado abortando este intento de expansión fallida".
Las tensiones por la arriesgada estrategia de negocio de Emilio Botín habrían provocado tensiones internas en el propio seno del Consejo de Administración, unas tensiones que se habrían intensificado durante los últimos cinco años.
Los negocios fallidos de Emilio Botín y las nuevas exigencias de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en sus siglas en inglés) habrían provocado este cambio radical de línea de negocio de la mano de Ana Botín, totalmente contraria a la gestión de su padre.
La actual presidenta de Santander, ha echado por tierra el modelo de negocio de su padre: Ha cambiado la cúpula directiva y parte del Consejo de Administración, con el objetivo de sentirse cómoda rodeada de su antiguo equipo en Londres, ha bajado la retribución al accionista y "se ha entregado a la Citi", comentan las mismas fuentes. "Como poco, esta gestión es poco prudente", añaden.
El cambio radical habría venido empujado en cierta medida por el consenso del mercado, que no tiene clara cuál es ahora la estrategia del banco. Tampoco la tienen clara dentro del propio Consejo, según afirman estas fuentes.
Algunas voces apuntan a que el siguiente paso de Santander, o una de sus estrategias a corto plazo, es protagonizar una gran operación corporativa. Lo que aún está por definir es si Santander sería el comprador o el comprado.