La política de comercio exterior adoptada por Argentina en los últimos años ha generado reacciones en contra tanto dentro como fuera del país. Internamente, son los sectores productivos, principalmente agrícolas, quienes han manifestado reiteradamente su desacuerdo con las directrices del equipo económico que acompaña a la presidente Cristina Fernández en materia de exportaciones. En el […]
Dirigentes Digital
| 25 ene 2015
La política de comercio exterior adoptada por Argentina en los últimos años ha generado reacciones en contra tanto dentro como fuera del país.
Internamente, son los sectores productivos, principalmente agrícolas, quienes han manifestado reiteradamente su desacuerdo con las directrices del equipo económico que acompaña a la presidente Cristina Fernández en materia de exportaciones.
En el frente externo, el número de países que señalan irregularidades en el intercambio comercial con esa república llega a cuarenta, de acuerdo con las demandas presentadas en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Antecedentes
En 2008, los agricultores agitaron la escena argentina con manifestaciones y "cacerolazos" en todo el país como forma de protestar contra el aumento del gravamen que el Gobierno había aplicado a las exportaciones de sus productos, las llamadas "retenciones".
La tasa entonces había llegado al 45%, un porcentaje que el equipo económico utilizaba para mantener el superávit fiscal, según la denuncia que sostenían los dirigentes rurales asociados con los industriales.
Ya en materia exterior, incluso Brasil, su principal aliado en la región, experimentó problemas comerciales con Argentina. Atrasos en los pagos hasta demoras en el otorgamiento de licencias para liberar el despacho de cargas, eran las quejas de la Federación de Industrias de São Paulo (Fiesp) en 2012.
En aquel año, Argentina había comenzado a aplicar licencias de importación no automáticas como forma de proteger su frágil economía, limitando simultáneamente las compras externas mediante una fórmula que obligaba a los importadores a exportar artículos por un valor igual al volumen importado.
Estados Unidos, la Unión Europea y Japón iniciaron entonces una demanda conjunta contra esas políticas y obtuvieron, en septiembre de 2014, un fallo favorable de la OMC, que identificó una violación a las reglas internacionales en tal procedimiento.
Balanza comercial
Entre enero y noviembre de 2014, Argentina exportó a Estados Unidos productos por 3.910 millones de dólares; a Europa por 9.593 y a Japón por 689, registrando en sentido contrario importaciones por 9.982 millones, 10.707 y 1.270, respectivamente.
El balance de ese intercambio resulta en un déficit de 7.767 millones de dólares, sumados esos tres saldos, de acuerdo con datos del Indec (instituto oficial argentino de estadísticas), el Buró de Censos de Estados Unidos y la consultora argentina DNI utilizados por el diario La Nación para ilustrar el tema.
El 15 de enero de 2015, la OMC ratificó su entendimiento de que las trabas impuestas por la Argentina están "en violación de las normas del comercio internacional".
"Las medidas proteccionistas de Argentina impactan sobre un amplio segmento de las exportaciones estadounidenses, potencialmente afectando cada año miles de millones de dólares que financian puestos de trabajo de alta calidad para la clase media de Estados Unidos", dijo el organismo.
Trabas
El organismo le ordena así desarticular las trabas, entre ellas las declaraciones juradas anticipadas de importaciones (DJAI), las demoras en las licencias de importación y la fórmula del equilibrio entre exportaciones e importaciones.
Mediante la primera, el Gobierno obliga al importador argentino a detallar los bienes que desea ingresar al país para obtener la aprobación. Para las autoridades, la regla es una "formalidad aduanera" y para la OMC restringe el comercio violando la normativa del organismo internacional.
La segunda obstrucción que la OMC ordena desarticular atiende a la demanda de los denunciantes en lo que concierne a extensas dilaciones en la entrega de licencias no automáticas de importación, modalidad que afecta a las operaciones comerciales.
La tercera traba es la queja recurrente entre las empresas que desean importar bienes frente a la obligación impuesta por el Gobierno de exportar por un monto igual, obligación que la OMC entiende como un freno a las operaciones.