Como una oleada continental, los latinoamericanos salieron este año a protestar contra la corrupción de sus gobernantes. Tras una década de expansión económica, la indignación ciudadana se exacerba ahora ante al escenario recesivo en el que ha caído la región.
"Desde el presidente del Gobierno hasta distintas autoridades reconocían la existencia de malas prácticas y eran conscientes de sus consecuencias", dice Consuelo Naranjo Orovio en su libro "Historia de las Antillas" al describir el entramado de relaciones corruptas en ese enclave colonial hacia 1880. Un siglo y medio después, la caracterización parece hecha a la medida de toda la región latinoamericana, donde la venalidad supura desde el Caribe hasta el extremo austral, sin distinguir orientación económica, política o cultural.
México
En el índice de Percepción de la Corrupción que elabora la organización Transparency International (TI), México ocupó en 2014 el lugar 20, uno de los más altos. El periodista Oriol Malló Vilaplana, autor del libro "El Cártel Español", sostiene que allí "siempre ha habido una red española de emigrantes económicamente muy bien ubicados, que aprovecharon los vínculos del Gobierno español con presidentes mexicanos". El autor cita, entre otros, a OHL, Femsa, el Grupo Modelo y el grupo de Vázquez Raña.
OHL / La constructora OHL apareció involucrada en 2015 en unas grabaciones que probarían sus pagos a miembros del Gobierno y la sobrefacturación de obras del Viaducto Bicentenario. Tras el escándalo, los beneficios del grupo cayeron un 18,7% y Pablo Wallentin, representante en el país, renunció al cargo.
Iberdrola / La eólica Iberdrola fue investigada por conflicto de intereses tras contratar a dos funcionarios del Gobierno mexicano: Georgina Kessel (a quien pagó 35.000 euros en un trimestre) y a Jesús Stabros (que terminó renunciando a la esfera pública).
Jesús Ramírez Stabros estuvo compatibilizando su puesto como funcionario público en la Oficina de la Presidencia de México, un puesto de alto cargo en el Gobierno de Peña Nieto, con un puesto como consejero en la filial de la eléctrica en el país.Strabos primero renunció a Iberdrola en junio pasado una vez que los medios mexicanos destaparan que el político mantenía a la vez los dos cargos y en septiembre pasado presentó su dimisión como Coordinador de Vinculación de la Oficina de la Presidencia. El político mexicano cedió a las presiones de la acusación de corrupción para favorecer los intereses de la eléctrica presidida por Ignacio Sánchez Galán. En la carta donde presentó su renuncia enviada a la Oficina de Presidencia admite que compatibilizó ambas actividades. Durante este periodo, en México se estaba elaborando la reforma energética que recientemente se ha aprobado por el Gobierno de Peña Nieto y que curiosamente abría las puertas del sector a empresas privadas.
Puede leer el reportaje completo en la revista DIRIGENTES del mes de noviembre
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