A falta de cuatro meses para que tengan lugar los Juegos Olímpicos de este año, la crisis económica, política y social que atraviesa Brasil parece estar mostrando indicios de que vaya a repercutir en el número de asistentes que acudan a la cita. Esto sería un auténtico varapalo para un país que tiene grandes esperanzas […]
Dirigentes Digital
| 12 abr 2016
A falta de cuatro meses para que tengan lugar los Juegos Olímpicos de este año, la crisis económica, política y social que atraviesa Brasil parece estar mostrando indicios de que vaya a repercutir en el número de asistentes que acudan a la cita. Esto sería un auténtico varapalo para un país que tiene grandes esperanzas de recuperación puestas en el evento deportivo.
Cada vez queda menos tiempo para que se inauguren los Juegos de Rio 2016 y el volumen de entradas vendidas es muy inferior a los que desearían desde el país anfitrión.
Según Phil Wilkinson, portavoz del Comité Organizador de los juegos, apenas se han vendido el 50% de las entradas para el evento y los nervios empiezan a notarse. Si no consiguen remontar y atraer a más turistas a ver los Juegos Olímpicos el país de la samba y el fútbol habrá realizado una inversión muy grande para después ver como los ingresos obtenidos no son ni mucho menos los esperados.
Sin embargo, aunque como reza el dicho: "mal de muchos, consuelo de tontos", esta no es la primera ocasión en que una sede olímpica sufre las de Caín para vender los boletos de las competiciones olímpicas.
Uno de los ejemplos los tenemos en su último predecesor, Londres 2012, quienes tuvieron graves problemas a la hora de vender las entradas. A esto se les sumó el problema del mercado negro, donde algunos Comités Olímpicos Nacionales se vieron involucrados en la reventa de boletos de forma ilegal. Por culpa de este caso el secretario general del Comité Olímpico Nacional de Ucrania, Volodymyr Gerashchenk, se vio obligado a dimitir meses antes de la inauguración de los juegos, después de que la BBC consiguiere grabarle ofreciendo a la venta miles de entradas para los juegos de Londres 2012 en el mercado negro.
Estos escándalos de venta de entradas clandestinas podrían solucionarse con al intervención del COI, quien podría encargarse de la distribución al público de als mismas, tal y como defienden algunos Comités Olímpicos como el británico.
Es una idea que lleva valorándose años y a la cual están dando vueltas para decidir si terminan aplicándola en los juegos de 2020. Sin embargo, debido a que la venta de entradas representa un lucrativo negocio para los diferentes Comités Organizadores y otras empresas, parece poco probable que finalmente se apruebe la medida y se deje al COI como único responsable de la venta de entradas.
Por ejemplo, en Londres 2012, se estima que la venta de entradas significó para el Comité Organizador de la justa (Locog) 30% de sus ganancias, es decir, unos 4,890 millones de dólares.
Pero no sólo eso. El hecho de que el COI gestione la venta de boletos, sería también una amenaza para las empresas escogidas para que vendan las entradas con el valor nominal, pero que ofrecen otros servicios, incluyendo el viaje y el alojamiento. Paquetes de viaje con los que obtienen grandes beneficios.
Por ahora, cada Comité Organizador es responsable de cómo repartirlas entradas. Por ejemplo, para Londres 2012, del total de las 8.800 entradas que había disponibles para los Juegos Olímpicos, 8% fue asignado a los patrocinadores; 75%, a los espectadores; 12%, a los comités olímpicos de cada país y 5%, a los medios y los invitados del COI. Esto no parece que vaya a cambiar, dado el negocio que hay detrás, pero lo que sí está claro es que año tras año son menos los espectadores atraídos por los Juegos Olímpicos.