La visita a Rusia del primer ministro chino, Li Keqiang, no podemos catalogarla como una más. Li Xing, del Shanghai Institute for International Studies, asegura a DIRIGENTES que las sanciones occidentales sobre Rusia "reforzarán necesariamente los lazos económicos de Moscú y Pekín". Unas relaciones que, dicho sea de paso, ya eran muy fuertes antes del […]
Dirigentes Digital
| 14 oct 2014
La visita a Rusia del primer ministro chino, Li Keqiang, no podemos catalogarla como una más. Li Xing, del Shanghai Institute for International Studies, asegura a DIRIGENTES que las sanciones occidentales sobre Rusia "reforzarán necesariamente los lazos económicos de Moscú y Pekín". Unas relaciones que, dicho sea de paso, ya eran muy fuertes antes del conflicto ruso con Ucrania. En menos de dos años, Xi Jinping y Vladimir Putin han mantenido ya nueve encuentros bilaterales. Cuando Putin alcanzó la presidencia rusa, hace ahora década y media, el comercio bilateral sino-ruso apenas alcanzaba los ocho mil millones de dólares. Para 2015, sin embargo, esa cantidad está previsto que se eleve hasta los cien mil millones de dólares. Además, las sanciones rusas sobre algunos productos agroalimentarios europeos, según apuntaba un editorial del periódico China Daily hace tan solo unas semanas, "pueden abrir el mercado a los chinos". Sin embargo, lo más destacado estas últimas fechas ha sido el acuerdo para suministrar gas ruso a China durante los próximos treinta años, un convenio cerrado hace tan solo cinco meses aquí en Shanghai.
"Ahora Rusia necesita inversión extranjera para frenar la caída del Rublo", nos comentaba en entrevista telefónica el analista económico Wojciech Golecki. Y esto, proseguía Golecki con su argumento, "puede derivar también en una cierta dependencia económica de Rusia hacia China".
En Moscú, estos días, Li Keqiang va a proponer una nueva estructura financiera para ejecutar los últimos convenios energéticos firmados con Rusia. China desea pagar una parte importante del gas ruso con su propia divisa y sin utilizar dólares. Debemos, por tanto, esperar nuevos acuerdos financieros como swaps de divisas. "El acuerdo gasístico sino-ruso todavía tardará unos cuatro años en ejecutarse por razones puramente técnicas", comentaba también Augusto Soto a DIRIGENTES, del Global Experts Panel de Naciones Unidas. Sin embargo, China ha empezado a invertir ya en los gaseoductos rusos que deberán abastecerla. Y estos días, por ejemplo, intentará comprar tecnología militar rusa. Desde misiles hasta satélites, pasando por submarinos y aviones de combate, China desea reforzar su defensa ante países asiáticos aliados estadounidenses como Vietnam, Filipinas o Japón. "Rusia tiene armamento y necesita mucho dinero. China tiene mucha liquidez y necesita reforzar su arsenal", nos comenta Yang Mian, politólogo en Beijing Zhuanmai University. En materia armamentística, por tanto, China y Rusia también está previsto que hagan muy buenos negocios durante la visita oficial del Premier Li a Moscú. Por último, Rusia y China también firmarán importantes acuerdos para desarrollar lineas ferroviarias de alta velocidad. Hoy lunes desconocemos el importe, o en qué consistirá exactamente dicha cooperación, pero el sector es alcista y con mucho potencial de desarrollo.
Es evidente que una parte importante del negocio occidental en Rusia está siendo transferido a China. Que Moscú está diversificando mucho sus importaciones de gas, lo cual le puede permitir con el precio, sobre todo en Europa. Y que ambos, rusos y chinos, están erigiéndose como alternativa al eje Washington-Bruselas. Quizás todavía estén lejos de ser tal. Pero los acuerdos aquí comentados, más otros financieros como el Banco del Bloque Emergente BRICS, hacen que visitas como ésta del primer ministro chino, Li Keqiang, a Moscú, deban ser analizadas con todo lujo de detalles.
